jueves, 21 de junio de 2012

Que manera de decir, sin decir nada.






Solo… ante tu profunda mirada.
Tú, frente a mí, con los labios cerrados.
Sólo el silencio entre nosotros, desterrados
Los miedos, tras la tormenta… La calma.
Yo en pie… Tu, en el sofá… Sentada.
Y tus ojos, casi desnudándome el alma…
En el típico gesto… como siempre, callada…
Que manera de decir… sin decir nada.

No es suficiente el impacto de una bala…
No basta el filo del acero de la espada…
Para romperte en un momento el alma…
A veces, solo hacen falta las palabras…

Y aquella simple frase fue suficiente,
Para acabar con todo de un plumazo…
Pues fue tal la herida… Y tal el batacazo
Que mi alma, cerrada desde entonces de un portazo,
A día de hoy, ya no sabe lo que quiere…
Ya no sabe lo que siente...

Por eso, ahora que las cosas han cambiado…
Ahora que todo del revés, se vuelve…
Ahora que el fuego trocó en nieve…
Es cuando mi corazón está más apenado.

Ya, apenas importa lo que antes importaba…
Lo que tanto dolía… Ya apenas duele.
Lo que tanto hería… ahora, apenas hiere.
Ya no anhelo de ti lo que anhelaba…

Ya no siento por ti,  aquello que sentía.
No veras mas aquella luz en mi mirada…
Nunca más te mostraré mi alma…
Porque aquellas malditas palabras
No podré olvidarlas mientras viva…

Y en esas estamos. Sigo sólo, con mi alma
Desde entonces, a cal y canto cerrada.
Triste y  apenado a veces,  ante tu profunda mirada.
Y tú, sigues ahí, frente a mí, con los labios cerrados.
Sólo la triste soledad entre nosotros, desterrados
Los sueños, tras la nada… Ya no hay nada.
Yo sigo en pie… Tu, en el sofá… Sigues sentada.
A tus ojos, ya no les importa desnudar mi alma…
Y el gesto, ese típico gesto… como siempre, callada…
Que manera de decir… sin decir nada.

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