sábado, 2 de junio de 2018

Dime que mientras haya amor...




Hoy, como casi siempre, lo necesito…
Me he propuesto saber a ciencia cierta
Que el duro camino que transito,
Me llevará a conseguir la recompensa
De volver a enamorarte y que preciso
Saber que nuestro amor, aun no ha prescrito.

Dime que mientras haya amor,
Cada hora, cada día, lo intentaremos.
Dime que mientras haya amor,
Nos daremos todo el tiempo
Y el espacio que necesitemos.
Dime que mientras quede amor,
Nunca nos abandonaremos…
Y que a fuerza de regalarnos amor
Siempre recordaremos la razón
Por la que estamos juntos, Asunción…

Prométeme, como yo te prometo
Que nunca entre nosotros, faltará el respeto…
Prométeme, como yo te prometo
Que ante cualquier aprieto
En que nos ponga la vida,
Ante cualquier oscuro vericueto…
Aunque se nos caiga el cielo…
La llama de nuestro amor, seguirá encendida.

Prométeme, como yo te prometo
Que estarás ahí para abrazarme,
Como  lo estaré yo para abrazarte
Cuando juntos disfrutemos
de la mejor de las circunstancias
Y a carcajadas nos partamos los dos de risa…
O cuando en cualquier ocasión amarga,
El peor de los sufrimientos o el dolor nos parta
A los dos, en mil pedazos el alma,
Como tantas veces consigue hacernos la vida.

Cuando por ventura,
Alcancemos juntos el cielo.
O cuando colmados de amargura
Creamos vivir un infierno,
Prométeme, como yo te prometo
Que nos seguiremos queriendo.
Que volveremos a caminar en silencio
Por la orilla de la playa de nuestros recuerdos…
Que juntos, día a día, conseguiremos
Ser el mejor ejemplo de amor y respeto
Para nuestras hijas y nuestros nietos.
Y que día a día, podamos seguir edificando
Un mundo mejor para todos los nuestros.

Que así sea, Asunción de mi alma.
Que nada pueda vencer nuestro empeño…
Que te sigo necesitando a mi lado…
Que como desde  hace ya tantos años,
Hoy, al igual que ayer, quiero seguir atrapado
Por el calor y el candor de tu abrazo
Que es mi condena y la salvación de mi alma…
Que sigues siendo el sol de mis mañanas
Y el abrigo en mis noches de invierno.
Y que como en la tibia madrugada
De aquel bendito mes de Febrero,
Cuando llenaste mi vida al fin de esperanza
Al regalarme el primer te quiero…
Cada mañana sigo anhelando el momento
En que a la noche, me venza de nuevo el sueño.
Para poder volver a soñarte… Soñarte aunque este despierto.





miércoles, 16 de mayo de 2018

Solo ha sido por cumplir la profecía…




Lo sabes muerte. Estas vencida…
Y aunque el que fuera luz de luz
Que iluminara al mundo entero,
Ahora cuelgue de la cruz…
Cosido al infame madero
Como un trágico despojo sin vida,
Solo ha sido por cumplir la profecía…
Pues como fascinante contraluz,
En el horizonte se adivina
Un prodigio de tal suerte,
Que ya será para siempre
Tu mas grande desolación y ruina…
Pues el Amor al fin, venció a la muerte.
Como predijera el profeta Isaias.

Y aunque la imagen del hombre desfigurado
Por el martirio voluntariamente aceptado,
Cause tristeza, horror y hasta espanto…
Aunque parezca que al fin tu vences,
Esta cruenta batalla la tienes perdida,
Pues al final mi Señor, que es luz de vida
De este trance, saldrá victorioso siempre.

Tu, maldita y temida muerte,
Nunca tendrás la última palabra…
Desde ahora, siempre sabras a que atenerte.
Pues el que ahora de la cruz cuelga inerte,
El que entregó cuerpo y alma,
El que aceptó del Padre el todo o la nada…
Ese Hombre. El ungido, mi Cristo…
El cordero de Dios, es ahora la Esperanza
Que nos rescata del abismo.

Y aunque en nuestra vida
Coexistan la luz y las tinieblas,
Su pasión y muerte nos franquea
La gloria que teniamos perdida.
Y aunque nuestras acciones y actitud
Estén faltas de fe… Y que la virtud
No sea la condición ni la moneda
En la que pagamos cada día
El precio del enorme sacrificio,
Que por nosotros hizo Cristo
Y que nos recató para siempre del abismo…
Siempre a Él podremos volvernos
Con la convicción y la confianza plenas
De que su terrible martirio
Nos devuelve Amor y perdón a manos llenas.

Que su compasión por todos nosotros
Y que su Amor ilimitado, nos acoge
Sin condición alguna ni reproches.
Que  en la dulce mirada de su rostro
Jamas encontraremos enfados ni enojos…
Y que siempre tiene tendida la mano
Para volver, como siempre a rescatarnos
Del dolor, la desesperación o el llanto.
Que por siempre estará al lado
Del que sufre y del que lo ha negado.
No lo olvidemos nunca hermanos…
Siempre está aguardando el momento
Con Sus benditos brazos abiertos
Dispuesto a perdonar nuestros pecados.

Asi que ya lo sabes, muerte…
En la Esperanza de Cristo resucitado
Acaba para siempre tu suerte.
Nuestra fe en el Cristo que muere
En la cruz para salvarnos, vence.
Y que esa luz triunfa sobre las tinieblas.
La alegría, sobre la tristeza.
La gracia y el perdón de nuestro Señor
Ganan la batalla al pecado y a la muerte.

Ahora y hasta la saciedad,
Os  invito a callar y reflexionar…
A contemplar este cuerpo inerte
Del Hombre que por amor, venció a la muerte.
Pues creo firmemente
Que el transito, no significa el final.
Y a considerar como estar en nuestra vida
De parte de nuestro Mesias.
De nuestro Maestro y buen Pastor
Que dio por todos nosotros la vida.
Y que en la más grande ofrenda de Amor
Que en la historia se haya mostrado,
Nos hizo el mejor regalo…
Nos dio para siempre la salvación.

martes, 15 de mayo de 2018

Tantas razones Señor… Por las que amarte.




Tantas cosas Señor…  Por pedirte.
Tanto Señor… De lo que arrepentirme.
Tantos Señor…  Por lo que suplicarte.
Tanto y tanto Señor… Por contarte.
Tantas faltas y ofensas por confesarte…

Tantas razones Señor… Por las que amarte.
Tanto y tanto Señor… Por lo que temerte.
Tanto y tantas cosas Señor… Por ofrecerte.
Tantas y tantas cosas Señor… Que agradecerte.
Y tanta vida Señor…  Por consagrarte.

Tanto y tantos Señor… Por los que rezarte.
Tanto y tanto Señor… Como me regalaste.
Tantas cosas Señor… Que hice para enfadarte.
Y tantas veces Señor… Como me perdonaste.

Por tantas cosas Señor… Te pido perdón.
Perdona Señor a este hijo tan ingrato…
Pecador irredento, que acude a Ti de inmediato
Cuando la vida le causa aflicción…
O el destino le hace pasar un mal rato.
Cuando en cualquier circunstancia, siente pavor…
Cuando la duda le acecha o el insistente dolor
Le nubla el entendimiento. Cuando el calor
Le sofoca, o el invierno le llena de espanto.

Gracias por escucharme Señor…
Gracias por Tu indulgencia…
Gracias por Tu clemencia…
Gracias por Tu compasión…
Gracias por Tu misericordia Señor.

sábado, 17 de marzo de 2018

Hoy no caben en mis adentros...




Hoy no mi amor… Hoy no.
Hoy no es la razón quien te habla.
Hoy solo es mi corazón
El que en pedazos estalla…

Hoy no caben en mis adentros
Preguntas, dudas  ni enojos…
Solo pretendo mirarte a los ojos
Y volver a decir que te quiero.

Que te quise y que te quiero…
Que has sido mi ruina y toda mi fortuna.
Que desde aquel primer encuentro,
No ha habido instante ni momento
En que mi alma no haya sido solo tuya…

Tuya, muchacha… Siempre tuya.
En la más brillante luz
Y en la noche más oscura.
Mi pasión y mi rosacruz…
Todo mi  universo y el tragaluz
Por donde escapa mi poca cordura…

Mi equilibrio y mi desmesura.
Mi secreto amor, la lujuria
que me incendia… Mi furia
Descontrolada y mi peor locura.
El milagro que todo lo cura…
Mi averno y mi cielo… Mi mundo.
Mi mayor placer y mi tortura.
A la que basta un solo segundo
Para forjar mi gozo y mi desventura…

Mi sosiego y la paz de mi alma.
La que me reconforta y la que me irrita…
La que me da la razón o me la quita.
La que me enferma y la que me sana…
Mi último verso…. O mi primera palabra.
Para mí lo serás siempre todo, muchacha.

Mi rubí, mi zafiro y mi esmeralda.
El desconocido elixir que me embriaga…
El perfume que me seduce y me engaña.
El hierro y el cobre… El oro y la plata.
Mi nada y mi todo. Mi risa y mis lagrimas.
Mi puente y mi río. El campo y la playa…
Mi verso y mi prosa. Mi prisión y mis alas.
Mi miedo y mi valentía. Mi pluma y mi espada.
La magia y el fuego. Mi sed y mi agua…
Mi principio y mi fin… Mi motivo y mi causa.
Mi peor condena… Y El amor que me salva.
Por eso hoy, quiero decirte muchacha
Que solo por tu grato recuerdo,
Sigue latiendo este corazón maltrecho.
Que aquí estoy para lo que te haga falta.
Que guardo unas pocas fuerzas, la faja
Y el costal, por si alguna vez me llamaras…
Y aunque fuese lo último que hiciera,
Por estar contigo esa vez postrera…
Daría mi hacienda, mi honor y hasta el alma.

Queda con Dios muchacha.
Bien está ya por hoy. Hasta mañana.
Y perdona a este pobre viejo
Que con lisonjas y pobres versos
A  veces  te importuna.
Porque por el sol que nos alumbra
Hoy te puedo asegurar
Que Reinas las habrá…
Pero como tú… Ninguna.

A la gloria de esta tierra...




Si compadre, si. A la gloria de esta tierra
A la que el Señor, en la creación hizo perfecta.
La que soñó para que fuera la de Su Madre…
Y seducido por su belleza, al dudar que nombre darle,
Concibió el primer requiebro y la llamo Sevilla.
La  del azahar por primavera, la tierra prometida
Del cristiano. La insuperable, la de la justa medida…
La del balcón que acaricia el varal o el guardabrisas.
La que unge y perfuma a su Cristo muerto…
Con el aroma del lirio, el clavel y el incienso.
La que ríe o llora y quiebra la voz en la saeta…  
La que hace soñar un cielo en la tierra al poeta.
La que muere y sueña en renacer cada año
Dándole nueva vida a la gente que vuelve a su barrio.
La que resplandece y deslumbra cada Domingo de Ramos
Con la algarabía y el tañer del bronce en la Giralda…
Que al compas de seguiriya anuncia al alba
Que al fin llegaron los días  más esperados…
Cuando llama a la ciudad al clamor y al arrebato
De en vez de contar, descontar los días al calendario.
La que el jueves que llaman Santo, luce la mantilla
Y que ante el Sagrario, el Jueves Santo se reclina…
La que llora y  sangra a borbotones por la herida
Que deja en el corazón un palio, al doblar la esquina…
A la gloria, compadre. A la Gloria por la Cruz
Que por San Gregorio, triunfa sobre la muerte.
Lábaro de suplicio y tortura que abraza el penitente
Cuando sigue a  aquel que vino a traernos la luz
Y a morir por todos nosotros. Ya ves si tuvimos suerte.
Si compadre, si. A la gloria en la Puerta Osario.
En Nervión, en el Cerro, Triana o en San Bernardo.
En la calle ancha la feria, el Tiro Línea o Pino Montano.
En la cuesta del bacalao y en la cuesta del Rosario…
En la ventana o el balcón de aquel olvidado patio
De nuestros íntimos  recuerdos o en el columbario
Que poco a poco, a nuestro pesar, hemos ido forjando.
A la gloria compadre, a la Gloria de la faja y la arpillera,
A la gloria en el Salvador, en la calle Cuna o en la costanilla…
A la gloria en la bulla, en el calor y en la anochecida…
Cuando a jirones se nos va el alma detrás del paso que se aleja…
A la gloria de haber sabido vivir  la vida en una Semana.
Del recuerdo de un andén y de corrías sin más relevo
Que el cambiar una rebeca anudándola en otro costero.
Bajo Herodes, San Gonzalo, El Silencio, Servitas o Panaderos.
A la gloria de ser junto a ti hasta aguaó aquella madrugada.
A la gloria con Villanueva, con Garduño y el Penitente…
Con Andreu, Arnaiz, Palacios y hasta el hijo de Don Vicente.
Con  Alabanda, Real, la Pipi, con Medrano y con nuestro Pepe…
A la gloria por todos los que se nos fueron y por tanta gente
 Como hoy podemos abrazar  cuando por suerte nos vemos.
A la Gloria compadre, porque el Señor me regaló un amigo…
Con quien puedo compartir el pan, la sal y el vino.
Un costal de recuerdos imborrables y añoranzas…
Y un futuro colmado de sueños ilusiones y Esperanza.
A la Gloria, compadre…  Si. A la Gloria… Pero contigo.

Como cada mes de Marzo.




Estas llegando y ya parece que te vas…
Te presiento en el naranjo
Que en la esquina de San Gonzalo
Ya está a punto de brotar
Como cada mes de Marzo.

Mas que presentir, te adivino
En la mirada ilusionada del amigo
Que ve que llegando, casi se ha ido
La semana que es tan corta como el latido
Del corazón desbocado de un niño
Que consigue lo que tanto ha querido.

Atrás quedaron Enero y Febrero…
Las parihuelas cargadas de sueños…
Las tardes en el salón soñando izquierdos
Las noches sin dormir soñando despierto.
Los pescaitos, las igualas y los entrenos…

Se acabo la tediosa y tensa espera
Que nos lleva a vivir una vida entera…
En tan solo una corta semana.
Que se abran de par en par las puertas
Del cielo y que nos dejen franca la entrada.

Que ya mismo es Domingo de Ramos…
Y a los días, los llamaremos Santos.
Pues sea... Que comience el último acto..
Que el tiempo se nos va entre las manos
Como de entre los dedos se escapa la arena…
Que cada día nos lleve del arrebato
A la pasión desmedida y a la gloria costalera...
Que estallen los naranjos en la flor
Más deseada por el cofrade..
Que solo el incienso nuble el color
Especial de nuestro cielo de primavera...
Que nuestras mujeres y nuestras madres
Den comienzo a la regla y al rito
de la plancha, las torrijas y los pestiños...
La que se nos viene encima… Dios mío...
Llegan las mudas y los porcientos,
como mi compadre del alma predijera...
Los llantos, las alegrías y las nervioseras...
La espera, las copas y la cuaresma
que se nos acaba... La vida en una semana
 que ya con la mano se alcanza...

Que sobre el adoquín de San Jacinto,
El asfalto del Centro o la Macarena,
 solo lluevan el olor del clavo, el incienso y la cera...
Que venga ya por Dios la Semana Santa...
Que ya pasó el domingo de los fantasmas...
Que salga el sol, aunque sea por Antequera…
Que el pregonero nos emocione con su oratoria.
Que pase en un suspiro ya esta semana
Dios mío… Que se nos llenen el corazón y el alma
De corazas y plumas por Resolana.
Que levantemos a Cristo del suelo en la calle larga…
Que vuelva a sonar Amargura por la calle Feria.
Que se vuelva a llenar de sillas la campana,
Que por las calles no quepa ni un alma…
Que desde el centro o los barrios de la periferia
Glorifiquemos al Dios que nos dio la vida eterna…
Al que nos regaló la bendita Eucaristía…
Al que nos consuela… Al que es Alfa y Omega
Cada uno de los días de nuestra vida.
El que por el puente de Triana expira,
Al que llevamos como un tesoro en la cartera…
El que murió por nosotros y a su Madre Bendita…

Que solo queda una semana, compadre
Para volver a estar en la gloria…
A la Gloria, por fin... A la gloria
sin descanso ni posible escapatoria...
A la gloria, compadre. A la gloria.

miércoles, 14 de marzo de 2018

Nos enseñaste a no olvidar...




Como olvidar aquella triste madrugada
De hace veinticinco años... Me entristece
Tanto recordar aquel momento, que parece
Fue ayer mismo, a los pies de aquella cama,
Con la sola compañía de la muerte,
Que te llevó de nuestro lado de tal suerte…
Y cuando al fin pudo descansar tu alma.

Nunca olvidaré aquel triste momento.
Yo, sin saber que hacer y tu muriendo…
Solos tú y yo. Solos… A las puertas del averno.
Consumido por la pena yo… Y tú expirando,
Después de penar, trabajar y sufrir tanto…
Por eso hoy, después de tantos años
En este día de tan desdichados recuerdos,
Solo acierto a darte gracias por el legado
Inconmensurable que diste ha quien quiso recogerlo…

Gracias por la educación y por los cinco de Enero…
Gracias por enseñarnos a vivir siempre creyendo
Que mañana seria mejor que hoy o que ayer…
A luchar, a trabajar sin descanso y a no desfallecer.
Porque nos enseñaste a no llorar sin aprender.
A nunca levantarte un día y no saber que hacer.
Nos enseñaste a luchar por lo que se quiere…
A nunca temer a los recuerdos ni a quien nos hiere…

Nos enseñaste a no sobrecogernos ante el miedo…
A no temer al futuro ni tampoco a la memoria.
A que forjáramos trabajando duro nuestra historia…
A intentar solucionar siempre los problemas,
A no abandonar nunca hasta conseguir la victoria.
Que fuéramos el mejor ejemplo, antes que dar pena.

Nos enseñaste a trabajar para hacer realidad los sueños.
Que siempre que pudiéramos, regalásemos amor,
Que nadie pagara nunca nuestras dudas y mal humor.
A no temer a la vida, al porvenir, ni a volvernos viejos…
A disfrutar con los amigos, a ayudarlos y comprenderlos
Nos enseñaste a no fingir y a ser nosotros mismos.
Nos enseñaste que decir la verdad era el único camino.

Nos enseñaste a no olvidar a la gente que te quiere.
A hacer siempre las cosas por ti mismo,
Nos enseñaste a creer en Dios, en Su divino Hijo
Y en Su Bendita Madre, con la advocación que tuviere.

Dulce Nombre, Refugio, Soledad… Esperanza
San Francisco Javier, Gran Poder y bienaventuranzas.
Todo esto nos legaste al irte aquella madrugada…
Por eso hoy igual que ayer, cuando te nombro papa…
Aunque me duela tu ausencia, te sigo dando las gracias…
Te sigo echando de menos y me sigues haciendo falta.

Gracias por enseñarnos a vivir en paz cada día
Por vivir tantos buenos momentos como vivimos…
Por enseñarme a perdonar las faltas que cometimos
Unas veces queriendo y otras… sin haberlo querido.
Gracias por tantos buenos ratos como nos diste en vida.

Gracias por enseñarnos valores que jamás olvidaremos.
Por enseñarnos a reír, a llorar y a vivir siempre unidos…
Por enseñarnos a dar las gracias por lo que recibimos
Y por enseñarnos a ser felices con lo que tenemos.

Allá donde estés papa, te pido que nos sigas cuidando.
Que nos esperes en el cielo. Y que te sientas orgulloso
De tu mujer, de nuestros hijos y de todos nosotros.
Porque pase el tiempo que pase, días, meses o años
Nunca podremos olvidar tanto como nos has dado.
Y que siempre atesoraremos como el mejor regalo
El legado que nos hiciste con tu amor, tu trabajo,
Tus desvelos y con todo el amor que nos has dejado.

Hasta luego, hasta mañana y hasta siempre papa…
Gracias, mil veces gracias… Siempre te querré papa.

La afrenta a la vitalidad perdida…




Y ha vuelto a ocurrir esta mañana.
En el diario ritual… Al afeitarme.
Cuando el espejo, despues de ducharme,
Devolvia la imagen de una juventud marchitada.
De una madurez que se alejaba…
De una vejez que, a paso vivo, se me cierne…
Y una vida por vivir, casi agotada.

Más a pesar del escalofrio que produce
El contemplar el resultado del trabajo
Que la vejez realiza a diario y sin descanso…
Te consuelas, pensando que no quedará impune
La afrenta a la vitalidad perdida… No te preocupes.
Mañana todo se verá distinto. Otras luces
Cambiaran el cruel e infame retrato
Donde hoy, has vuelto a verte reflejado.

Pues a pesar de que la verdad desnuda asoma
Ineludiblemente en el carné y en el espejo…
Que lo que ves, no es mas que el fiel reflejo
De una juventud que se marchó y que no retorna…
Ves la cruda realidad y entonces, el desconcierto
Deja paso al temor. Y el temor al miedo…
Que prende en ti como en el bosque prende el fuego.

Mas lo que haya de pasar,  pasará… Que duda cabe.
Que la vejez al fin triunfará… Resulta inevitable.
Pero tambien es cierto que para poder llegar
Adonde hemos llegado, ha hecho falta gastar
A veces, más que una vida… Y yo no me puedo quejar.
Pues el dia que el Santo Juicio llegue, que ha de llegar…
A mi Dios y Señor ofreceré algo que seguro le cuadre.
Y seguro que mis muchos errores y faltas, ha de perdonar.
Que aparte de ser Nuestro Dios, no deja de ser buen Padre.

miércoles, 21 de febrero de 2018

A solas, con montañas de recuerdos...



Caminando por ninguna parte… Ayer tarde.
A solas, con montañas de recuerdos
Que pugnaban por escapar del cerebro
Casi enloquecido de este pobre viejo…
Sin asomo de perdón ni lugar que me resguarde.

Caminando como digo sin tener  donde llegar…
Ni lugar alguno donde ir…  Con el ánimo roto.
Con la certeza de nunca superar el intimo alboroto
Que produce en mi alma el saber que estas detrás
De esa puerta gris que sigue abierta en lo más hondo
De un alma, que no dejará de amarte jamás…

¿Por qué al marcharse mi tiempo, muchacha…
Tu, a la que tanto di… no dejas de acosarme?
¿Por qué tu grato recuerdo, sigue lacerando a diario mi alma…?
¿Por qué te me muestras renuente a abandonarme…?
Yo, iluso de mi, que creía poder llevarme la vida por delante.
Poder ponerme el mundo por montera. Y hasta cambiarte…
Sin pensar que tras el día, llegaría la noche y mañana
Podrías amarme como yo te amaba, o tal vez olvidarme.
Que pudiera ser que alguna vez, pudieras entregarte a mi
Como aquella tarde muchacha, que en loco frenesí,
Creí tenerte de nuevo… Iluso de mi.  Pues volviste a marcharte.
Pues esa vida ingrata de la que hablo, vino a demostrarme
Que iba en serio y tal vez, ya era demasiado tarde
Para volver a dejar en ti mi huella y después marcharme
Entre el dolor y el llanto… E intentar en vano olvidarte.

Nacer, crecer, llegar, estar… El triunfo o el fracaso.
Dejar jirones de piel en cada encuentro fugaz que disfrutamos…
Poder disfrutar de ti como disfruté tantos años…
Saber que se acercaba el momento del adiós… Y negarlo.
Envejecer, morir… Eran solo las dimensiones del teatro…
La juventud que se marchita, el silencio tras los aplausos.
Pero ahora que no  te siento como antes a mi lado…
La verdad, desnuda y desagradable, al fin asoma:


Marchitarse, envejecer, morir, es el argumento de la obra.

En mi humilde opinión, ahí está el secreto.



A modo de reflexión, quisiera aprovechar esta oportunidad para decir sólo una cosa sobre esto de poder ejercer de costalero... Esto es un privilegio que el Señor y su Bendita Madre nos regalan durante un tiempo… No lo malgastemos en cuestiones sin importancia… Aprovechemos cada momento que podamos disfrutar de nuestra bendita locura sin medida… Dar, darlo todo en cada segundo y darse a los demás… Aquí no hay sitio para la individualidad… El triunfo, el fracaso, la leña… El sudor, la fatiga, el disfrute… Los sueños, las lagrimas, las risas y los lamentos…. Son para todos y cada uno de los que hemos tenido, tenéis y seguirán teniendo la suerte de poder estar bajo un paso, llevando con el corazón la imagen de Nuestro Señor o de Su Madre… Y esto, desgraciadamente dura muy poco. Antes de que nos demos cuenta, todo se ha acabado y solo queda vivir con los recuerdos y los sueños…

Quererse y disfrutarse… Querer y disfrutar lo que se hace y como se está haciendo…En mi humilde opinión, ahí está el secreto.

Un abrazo para todos.

Porque apareces cuando más te necesito.,

Porque apareces cuando más te necesito.,
tras tropezar en las piedras del camino
que conforman el lento transitar de mi destino…
Por confortarme cuando bien o mal decido.
Por estar a mi lado cuando me levanto tras haber caído.

Por poner tranquilidad en momentos de zozobra
Y por ser el ultimo asidero cuando mi alma se ahoga.
Por esto y por aquello… Son tantas las cosas
Que podría volver a gritar al viento… Tantas y tantas rosas
Sin espinas las que me devuelves, cuando en contra
De lo que merezco, con tu serenidad  y con  tu alma virtuosas
Traes la paz a mi alma, apartándola  de la senda tortuosa,
En que la vida nuevamente y de forma tendenciosa,
Volvió a enquistar de manera y suerte tan odiosas.

Porque estabas a mi lado, cuando mi amargura
Y mi dolor eran tan altos, que el dintel de la puerta de la casa
De donde salí llorando, apenas llegaba a mi cintura…
Cuando era mi dolor tan grande, que no hallaba esperanza
Entre tanto desconsuelo y agonía, que en llamaradas…
Convertía mi infinita pesadumbre en cruel tortura…

Porque has estado a mi lado siempre y en todo lugar,
Porque de un modo u otro, conseguiste perdonar
Las muchas faltas que siempre sin querer,
Tantas y tantas veces, siendo ingrato, te prodigué…

Porque sin pedirme nunca  nada
A cambio, me lo has dado todo.
Porque llegara como llegara a casa,
Tan solo con mirarme a los ojos
Sabias encontrar el gesto o la palabra
Que llevase la paz a mi alma.

Porque durante tantos y tantos años
Desde el mes de Enero hasta Marzo,
Nunca me dijiste nada en contra
Cuando me iba a ensayar y te dejaba sola…

Por tantas y tan cosas que se quedan en el tintero…
Por tanto como te he de pagar, que no encuentro
Ni la manera ni el modo de poder devolverlo…
Por regalarme a mis hijas, por decirme te quiero…
Por preocuparte cuando es tarde y no llego…
Por hacer de enfermera cuando estoy enfermo…
Por hacerme tan feliz… Por dejarme ser costalero.
Hoy quiero decirte Asunción que te quiero…
Que te quiero y que te quiero… Sensi te quiero.
Y que bendigo el día en que nuestro
Soberano Señor de San Gonzalo,
La tarde de aquel catorce  de Febrero
De hace hoy ya  treinta y nueve años…
Cruzó nuestras vidas y unió nuestros sueños…

Feliz aniversario mi amor. Te quiero.

sábado, 20 de enero de 2018

Que no daría yo hoy, muchacha…

Que no daría yo hoy, muchacha…
Porque mañana, al despuntar el alba
Mi Bendito Soberano, obrara el milagro
De arrebatar, como por ensalmo,
Veinte, treinta o cuarenta años
Del reloj que marca la fecha en mi calendario…
Y que me aleja de ti de forma tan descarnada.

Que no daría yo hoy, muchacha…
Por volver a sentir aquella pasión desenfrenada
Que a diario, incesantemente me deslumbraba…
Que sin poder evitarlo, tanto me torturaba
Y que inevitablemente a tus brazos me impulsaba…

Que no daría yo, por poseer, como antaño,
Aquella vitalidad que por mis venas corría
A borbotones y volver a sentirte solo mía
En la intimidad, a solas… Tras el faldón bajo el paso.
Por volver a sentir aquello… Y como la vida
Se concretaba en amar el travesaño
Que intentaba rematarme sin puntilla
Y que yo, loco por ti, terco y perturbado
Desafiando a lo divino y a lo humano…
Intentaba en vano, doblegar cada día,
Que a tu encuentro dirigía mis pasos alienados…

Que no daría yo hoy, muchacha…
Porque mañana, al despuntar el alba
El Soberano Señor de mi vida, obrara el milagro
De quitar veinte, treinta o cuarenta años
Del reloj que inexorable, acerca mi vejez en el calendario…

Pero no, muchacha… No va a querer mi Soberano.
Mañana, como hace ya quizás demasiado tiempo,
Volveré a contemplar con mis propios ojos
Como el puesto que yo ocupaba… Ahora lo ocupa otro.
Y que mi desventura será verte y amarte de lejos… Sufriendo
Tu desdén altivo de mujer joven y plena hacia el viejo,
Que después de tanto amarte, hoy… Te sigue amando
Más incluso que antes… Por eso no comprendo
Como sabiendo que nuestro tiempo ya ha pasado,
Que nuestros fogosos encuentros, ya tan lejanos
En el tiempo, ya no volverán… Te sigo amando como te amo.
Y aun reconociendo que fui tan bienaventurado
Al disfrutar durante un tiempo, de que tu tambien me amabas,
Que estabas loca por mi… Que Tambien me deseabas…
Hoy no puedo dejar de sentirme desdichado
Al comprender que la vida es corta… Y que el tiempo pasa.
Y que desafortunadamente, nuestro tiempo ya ha pasado.

Mas tampoco puedo sentirme decepcionado.
Pues durante un tiempo, se que fuiste solo mía…
Sé que juntos, tocamos el cielo… Y que presumías
De tenerme atado a ti como yo a ti te tenia…
Que tal y como yo ansiaba estar a tu lado
Tu tambien anhelabas el momento de encontrarnos
Y fundirnos al fin el uno con la otra, en tan tierno abrazo…
Como jamás se había visto y conocido en la vida…

Que no daría yo hoy, muchacha…
Porque mañana, al despuntar el alba
el Bendito Soberano Señor de San Gonzalo,
Obrara el prodigio… Hiciera por mí el milagro
De quitar de un plumazo veinte, treinta o cuarenta años

Del cruel reloj que me acerca mas y mas hacia el ocaso.

sábado, 13 de enero de 2018

Feliz 2018. Mi oración para el año que hoy comienza.

Mis mejores deseos para todos.
Feliz 2018.
Mi oración para el año que hoy comienza.

Tus divinas manos, Señor. Esas benditas manos
Siempre prestas y dispuestas a cobijar
En tu infinita e ilimitada Misericordia… Para rodear
En imperecedero,  inabarcable y tierno abrazo
A tus hijos… Los que acuden  cada día ante Tu altar
A cumplir con la liturgia y el ceremonial cotidianos.
A los que desde la lejanía, la desafección o el enfado…
Desesperan y finalmente acuden a Ti implorando…
Y a los que como yo, el peor de tus hijos. El más ingrato…
Cuando a diario me pongo a Tus plantas, suplicando
Favores, lamentando errores  o intentado ser perdonado.

Mi Señor… Mi Cristo… Mi dueño…
Dueño de la eternidad y del tiempo.
Tuyos son mi ayer, mis recuerdos.
Mi hoy, mi presente… Mis anhelos…
Y mi mañana… con todos mis sueños.

Hoy quiero agradecerte todo cuanto he aprendido.
Todo lo que de Ti he recibido.
Gracias por regalarme a mis amigos…
Por la vida y por el amor de los míos.
Por las flores, por el aire y por el sol…
Por la ventura, la felicidad. Por el Amor y por el dolor.
Por todo lo que pudo ser… Y por todo lo que no ha sido.

Hoy quiero ofrecerte todo lo que bueno que hice en el pasado.
El trabajo que me diste, todo lo que quise y pude realizar
Todo lo que me permitiste vivir y me permitiste soñar…
Todo lo que pude construir… Y todo en lo que pude fracasar…

Quiero agradecerte lo que siento
Por todos aquellos a los que he amado.
Por poner sobre mi Tus divinas manos
En aquel momento. En aquel segundo nefasto
Que bien pudo haber significado
El punto y final a mi relato.
Por la nuevas amistades que hoy tengo…
Y por todo lo que compartí con ellos.
Por tanto viejo amor atesorado,
Por la vida, el dolor, la alegría y el trabajo.
Por tantos buenos y malos ratos…
Por tanto como he reído y tanto por lo que he llorado.

Hoy Señor… También quiero pedirte perdón…
Perdón por todo el tiempo perdido.
Por tantas veces en las que sin querer, he ofendido,
Hoy Señor… Te quiero pedir perdón
Por la palabra inútil y el dinero mal gastado.
Y por todo el amor, que pudiendo haber regalado,
He sido tan necio de haber desperdiciado…
Por tantas obras vacías y por mis falsos halagos…
Por el trabajo mal hecho… Y por mis enfados.
Perdón por haber vivido tantos días… Sin el menor entusiasmo.

También por aquella oración
Que, poco a poco, fui posponiendo.
Por mis olvidos… Por mis ausencias y mis silencios…
Hoy de nuevo Señor… Quiero pedirte perdón.

Ahora… Hoy, que comienza un nuevo año.
Cuando  detengo mi presente ante el calendario…
Te pido para los míos… Mis parientes y mis amigos
La paz y la alegría… La esperanza y el buen tino…
La fortaleza, la prudencia y la sabiduría…
Quiero que puedan vivir cada día
Con optimismo, bondad, caridad y solidaridad
Llevando el corazón lleno de comprensión y paz.
Y en mí, como siempre te pido, Que se haga Tu voluntad.

Cierra nuestros oídos a toda falsedad,
Nuestro pensamiento y nuestros labios a la mentira,
Nuestros malos momentos a la cólera y a la ira,
Nuestros propósitos e intenciones a toda maldad…
Y nuestras almas, a la codicia, al egoísmo y a la enemistad.

Abre nuestro ser y nuestra esencia a todo lo que es bueno…
Que nuestros espíritus y nuestro ánimo, estén repletos
Solamente de bendiciones y buenos deseos,
Para derramarlos por donde quiera que pasemos.

Llénanos Señor también de afecto, fraternidad y alegría.
Para que todo aquel o aquella que se cruce en nuestras vidas,
Pueda descubrir en todos nosotros, un poquito de Ti cada día…

Danos Paz, Salud… Amor y Esperanza Señor…
Colma nuestra existencia y nuestras vidas de felicidad.
Hágase en mi Señor, siempre Tu voluntad.
Y que perduren el respeto, el cariño y la sinceridad
Por y para siempre en nuestro corazón…


Que así sea.

Pienso.. Luego me indigno…

Pienso.. Luego me indigno…
¿Cómo podemos explicar a nuestros hijos
Algo tan importante como son los valores
Si a cada rato vemos en los televisores
Anuncios y programas, donde los supuestos actores
Se afanan a todas horas en imbuirnos
Mensajes llenos de falacias y falsedades atroces..?

Programas y anuncios donde el maldito consumismo
Nos convierte en aborregados seguidores
Del nuevo dios que intentan estos malhechores
Malmeternos , a veces casi a empujones,
Logrando en ocasiones convencer a nuestros hijos
Que lo mejor es convertirse en depredadores…

¿Hacia dónde nos encaminan estos nefastos
Remedos de la vida cotidiana, donde muestran
Sin ningún pudor y con total desvergüenza
Que hay que saltarse la norma y en algunos casos,
Hasta por cambiar de coche, perder la cabeza?

¿Dónde están las personas, los dirigentes…
Esos que en el congreso pregonan ufanos…
Que hay que cuidar a la infancia y sin embargo
No mueven un dedo, a sabiendas que están minando
Las conciencias y el entendimiento de tantos
Chavales, que son el futuro…  Que serán la gente
De la que seguro, saldrá algún día nuestro Presidente?

Somos muchos… Somos más… Somos legión.
Pero  que cobardes somos, dejando como dejamos
Que manipulen a nuestros hijos. Os lo ruego hermanos
Míos… No seamos cómplices e intentad hacer como yo,
No podemos ni debemos seguir mirando para otro lado.
Hay que rescatar antiguos valores… Respeto, honestidad
educación, humildad, gratitud, prudencia y responsabilidad.
Hay que intentar y lograr que apaguen la televisión…
Intentadlo… Y vamos a procurarle a esta generación
En vez de tanta bazofia destinada a su perdición…
El discernimiento, la sabiduría, la conciencia, la razón,
La cultura y el conocimiento necesarios para, mostrarle
A nuestros políticos, a tantos hijos de mala madre…
Y a todos esos personajes e indeseables, que a diario,
Permiten que los padres vivamos este calvario
Viendo a nuestros hijos  abocados al disparate
De ser aleccionados en estos absurdos dislates
Como son la propaganda, los anuncios y algunos debates
Donde intentan adoctrinarlos mañana, noche y tarde.

 Seamos valientes, aunque solo por una vez lo seamos.
Porque votemos a quien votemos y hagamos lo que hagamos
No debemos olvidar que al igual que a nuestros mayores una vez,
Hoy nos toca a nosotros y es nuestra obligación y mayor deber
Hacer con la juventud y con los hijos como nuestros progenitores
Hicieron con nosotros, cuando por y para nuestro bien,
Con tanta abnegación y esfuerzo nos educaron y nos formaron
Para ser mujeres y hombres honestos. Buenos hijos y hermanos.
Ser capaces de la individualidad y a la vez enriquecernos siendo
Miembros de una sociedad basada en la tolerancia y el respeto
A  los demás, A la ley, a la libertad y a la igualdad entre todos.
No lo olvidemos amigos míos. Y no seamos necios ni tontos.
Ni dejemos la formación de nuestros hijos en manos de otros…
A ellos les importa un bledo. Esto solo lo arreglamos entre nosotros.