sábado, 17 de marzo de 2018

A la gloria de esta tierra...




Si compadre, si. A la gloria de esta tierra
A la que el Señor, en la creación hizo perfecta.
La que soñó para que fuera la de Su Madre…
Y seducido por su belleza, al dudar que nombre darle,
Concibió el primer requiebro y la llamo Sevilla.
La  del azahar por primavera, la tierra prometida
Del cristiano. La insuperable, la de la justa medida…
La del balcón que acaricia el varal o el guardabrisas.
La que unge y perfuma a su Cristo muerto…
Con el aroma del lirio, el clavel y el incienso.
La que ríe o llora y quiebra la voz en la saeta…  
La que hace soñar un cielo en la tierra al poeta.
La que muere y sueña en renacer cada año
Dándole nueva vida a la gente que vuelve a su barrio.
La que resplandece y deslumbra cada Domingo de Ramos
Con la algarabía y el tañer del bronce en la Giralda…
Que al compas de seguiriya anuncia al alba
Que al fin llegaron los días  más esperados…
Cuando llama a la ciudad al clamor y al arrebato
De en vez de contar, descontar los días al calendario.
La que el jueves que llaman Santo, luce la mantilla
Y que ante el Sagrario, el Jueves Santo se reclina…
La que llora y  sangra a borbotones por la herida
Que deja en el corazón un palio, al doblar la esquina…
A la gloria, compadre. A la Gloria por la Cruz
Que por San Gregorio, triunfa sobre la muerte.
Lábaro de suplicio y tortura que abraza el penitente
Cuando sigue a  aquel que vino a traernos la luz
Y a morir por todos nosotros. Ya ves si tuvimos suerte.
Si compadre, si. A la gloria en la Puerta Osario.
En Nervión, en el Cerro, Triana o en San Bernardo.
En la calle ancha la feria, el Tiro Línea o Pino Montano.
En la cuesta del bacalao y en la cuesta del Rosario…
En la ventana o el balcón de aquel olvidado patio
De nuestros íntimos  recuerdos o en el columbario
Que poco a poco, a nuestro pesar, hemos ido forjando.
A la gloria compadre, a la Gloria de la faja y la arpillera,
A la gloria en el Salvador, en la calle Cuna o en la costanilla…
A la gloria en la bulla, en el calor y en la anochecida…
Cuando a jirones se nos va el alma detrás del paso que se aleja…
A la gloria de haber sabido vivir  la vida en una Semana.
Del recuerdo de un andén y de corrías sin más relevo
Que el cambiar una rebeca anudándola en otro costero.
Bajo Herodes, San Gonzalo, El Silencio, Servitas o Panaderos.
A la gloria de ser junto a ti hasta aguaó aquella madrugada.
A la gloria con Villanueva, con Garduño y el Penitente…
Con Andreu, Arnaiz, Palacios y hasta el hijo de Don Vicente.
Con  Alabanda, Real, la Pipi, con Medrano y con nuestro Pepe…
A la gloria por todos los que se nos fueron y por tanta gente
 Como hoy podemos abrazar  cuando por suerte nos vemos.
A la Gloria compadre, porque el Señor me regaló un amigo…
Con quien puedo compartir el pan, la sal y el vino.
Un costal de recuerdos imborrables y añoranzas…
Y un futuro colmado de sueños ilusiones y Esperanza.
A la Gloria, compadre…  Si. A la Gloria… Pero contigo.

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