miércoles, 14 de marzo de 2018

La afrenta a la vitalidad perdida…




Y ha vuelto a ocurrir esta mañana.
En el diario ritual… Al afeitarme.
Cuando el espejo, despues de ducharme,
Devolvia la imagen de una juventud marchitada.
De una madurez que se alejaba…
De una vejez que, a paso vivo, se me cierne…
Y una vida por vivir, casi agotada.

Más a pesar del escalofrio que produce
El contemplar el resultado del trabajo
Que la vejez realiza a diario y sin descanso…
Te consuelas, pensando que no quedará impune
La afrenta a la vitalidad perdida… No te preocupes.
Mañana todo se verá distinto. Otras luces
Cambiaran el cruel e infame retrato
Donde hoy, has vuelto a verte reflejado.

Pues a pesar de que la verdad desnuda asoma
Ineludiblemente en el carné y en el espejo…
Que lo que ves, no es mas que el fiel reflejo
De una juventud que se marchó y que no retorna…
Ves la cruda realidad y entonces, el desconcierto
Deja paso al temor. Y el temor al miedo…
Que prende en ti como en el bosque prende el fuego.

Mas lo que haya de pasar,  pasará… Que duda cabe.
Que la vejez al fin triunfará… Resulta inevitable.
Pero tambien es cierto que para poder llegar
Adonde hemos llegado, ha hecho falta gastar
A veces, más que una vida… Y yo no me puedo quejar.
Pues el dia que el Santo Juicio llegue, que ha de llegar…
A mi Dios y Señor ofreceré algo que seguro le cuadre.
Y seguro que mis muchos errores y faltas, ha de perdonar.
Que aparte de ser Nuestro Dios, no deja de ser buen Padre.

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