jueves, 6 de agosto de 2009

A nadie le faltan fuerzas... Lo que nos falta a muchos es voluntad.

Hay veces, muchas veces... Quizas demasiadas veces, que pedimos fuerzas a Nuestro Señor o a su Bendita Madre. A veces, por cosas banales, otras porque a nosotros nos parecen importantes Y otras... porque ya no sabemos donde acudir... Así es nuestra fé. Quizas, deberíamos pedir más para nuestros semejantes y menos para nosotros mismos. No somos tan importantes... No somos tan imprescindibles... No somos tan necesarios. Por eso, hoy, quiero parafrasear a mi compadre... Señor, dame fuerzas, no para llevar tu paso... Sino para llevar mi vida...