jueves, 30 de marzo de 2017

Escalofrío que consume y recorre el alma…

Soberano Poder de Dios que mi vida entera reclama...
Escalofrío que consume y recorre el alma…
Mar donde los ríos de lagrimas acaban
Alfa y omega de nuestra existencia cotidiana.
Silencio abrumador hecho palabra.
Soberano Poder de mis ensueños…
Ayer no pudo ser. Ayer, solo y de lejos,
Pude acompañar en silencio el cortejo…
Mientras la más intima emoción pugnaba
Entre el deseo, el ansia desmedida y la locura
De poder llevarte nuevamente… Y la cordura
Que sensatamente de tus andas me alejaba.
Ayer, Señor, no pudo ser. No pude como antaño,
Convertirme de nuevo como quería en tus pies descalzos…
Benditos pies de la imagen de mi Cristo venerado.
Tu, mi Cristo… que marcaras mi senda y mi camino, hace tanto
Tiempo y que comprometido, asumido y aceptado,
Espero me conduzcan ante ti, mi Cristo más amado.
Tu, Señor… Efigie cierta del Dios en el que creo…
Imagen adorada y grabada a sangre y fuego
En mi alma, en la que al fin me recreo
Cuando el dolor y las penas me dejan deshecho…
Cuando la vida se obstina y te golpea de nuevo
Dejando tu corazón como un campo en barbecho.
Tu, Soberano Señor de mi vida y de mi tiempo…
Oración viva con la que comienzan mis días.
Solo, entre cuatro faroles, Soberano Poder… El Mesías
Prometido al hombre… El humilde Cordero
De Dios… Mi Jefe, mi dueño, mi faro y mi guía…
El que me hace soñar hasta cuando estoy despierto…
Ayer no quisiste Señor que fuera tu cirineo.
Solo pude rezarte, mirarte y llorarte de lejos…
Y aun así, con mi existencia y mi alma partidas
En dos, con el corazón roto y llorando a lagrimas vivas…
Hágase tu voluntad, Bendito Cristo y no la mía.
Aunque solo Tu sepas que hubiera dado la vida
Por poder volver a convertirme en tus pies de nuevo.
Bendito y Soberano Señor de mis sueños…