miércoles, 16 de diciembre de 2015

Donde el Arte se funde en sentimientos.



Porque siempre has sido capaz
De unir tarde, noche y madrugada…
De forjar amistades y amor entre silencios…
De  entre aromas a clavel, a lirios o hasta incienso,
Llevarnos de la mano hasta el umbral
Donde habitan lo mejor de los recuerdos…

De aunar a la música el momento…
Ese mágico instante contumaz
Donde el Arte se funde en sentimientos.
Donde el dolor se vuelve amor… Y el sufrimiento
Troca en armonía… Cuando se convierte en parte
De un todo, donde el amor se da… Y se imparte.

Como  el ahora, donde duerme el sueño
Que alguna vez ocupó la noche enamorada
Del amante, que sin saberlo
Diera a su enamorada el postrer beso…
Antes que la aurora, cruel, separara
De entre el más dulce abrazo, los cuerpos
Que antes se fundieran en puro amor, despiertos
A los sentidos, dejándose llevar por el viento
De lo que alguna vez será sólo un recuerdo…

Así te sigo añorando…
Así te sigo deseando…
Así te vuelvo a recrear, soñando
Como tantas ves te soñé despierto.
Como te sigo queriendo, muchacha…
Como sigo echando de menos tu abrazo…
Cuanto sigo deseando tus besos…
Como sigo deseando volverme a dar por entero.
Fundirme al fin contigo de nuevo  
En aquel último abrazo, que tanto recuerdo,
Que tanto y tanto sigo echando de menos…
Pero ya no podrá ser de nuevo…
Sólo lo será en los sueños
De este pobre hombre loco y viejo.
Pero siempre enamorado de ti…
Joven como alguna vez lo fui…

O ahora… Quizás demasiado  viejo.

viernes, 11 de septiembre de 2015

¿Que por qué te quiero...?



¿Que por qué te quiero...?
Porque no sabría vivir de otra manera...
Porque eres la luz clara de luna llena…
El faro que quía mi pesada existencia.
Voz diáfana que arrebatas la inconsciencia
A la noche, trocando oscuro en mañana placentera.
Porque sigues siendo la estrella que fija mi destino.
Por ser la madre de mis hijas y la mejor compañera
Que pudo regalarme el Altísimo.
Por estar a mi lado cada día… Por ser mi santo y seña.
Porque cien vidas que viviera
Querría vivirlas nuevamente contigo.
Porque gustosamente, lo que no tengo diera
Por volver a caminar juntos el camino recorrido.
Por haberme regalado aquel Si… Quiero.
Por intentar comprenderme y perdonarme.
Por lograr hacer de mis sombras, un requiebro…
Por seguir a mi lado y no dejarme.
Por el paseo por la playa en Invierno.
Por los días en la Sierra este verano…
Por conseguir sacarme del averno
Simplemente acariciándome la mano.
Por tu belleza sencilla y serena.
Por querer a mi Cristo de San Gonzalo.
Por tus risas, tus silencios y tu piel morena
Que aun después de tantos años
Sigue siendo la orilla, donde quiero atracar mi barco.
Por escuchar lo que tenga que contarte
Sin importar el sueño que tuvieras…
Por dormirte en mi brazo aquella tarde
Por despertar a mi lado y no asustarte.
Por ser pozo insondable de dulzura…
Por no herir sin venir a cuento.
Por no callar cuando no era tiempo…
Por mantener erguida la postura
Cuando intentaba destrozarnos un mal viento.
Por no cambiar la sal ni a mis amigos…
Por compartir aquella botella de amargo vino…
Por estar siempre conmigo
Fuera como fueran las piedras del camino.
Por ser como eres y siempre has sido. 
Como no estar eternamente agradecido
A quien me regaló los mejores frutos de su vientre…
Como olvidar tanto buen y mal momento compartido
Que he de llevar conmigo para siempre.
Como no bendecir el instante
En que para siempre cambiaste mi destino
Como olvidar aquella tarde de Abril en el puente…
Como no soñar a tu lado sin estar dormido…
Como no enloquecer de amor nuevamente
Si cada día me tienes más "loco perdio".

lunes, 27 de julio de 2015

Gracias papá...



Y así, cuando el frescor de esta mañana, acompañaba la incipiente luz de la amanecida de otro día que,  como tantos otros, se presumía caluroso como todo este interminable verano, volvió a ocurrir… Hacia tanto tiempo ya que no ocurría…
Como siempre pasa, casi sin quererlo… Desde luego, sin buscarlo…
A duras penas, abotagado por la noche casi sin dormir, me levanté como pude y después de entornar el  ventanal que da al campo y tras bajar la persiana, me volví a la cama para intentar, en buena lid, descabezar ese sueño esquivo y reparador que, por ser el último de la noche, parece hasta que alimenta.
Visto y no visto… Ahí estábamos de nuevo Rafael…  En aquella humilde casa de la calle Sevilla de la Chipiona de hace tantos años…  en aquel pequeño jardincito. Tu, con los años de aquella vieja fotografía en sepia que siempre he conservado como oro en paño, con aquel pantalón blanco y tus chanclas de cuero marrón… Sentado en el alfeizar del pozo de doña Manolita, con tu celtas corto que siempre te acompañaba en la mano… Y yo, con los muchos años que tengo ahora, apoyado  a tu lado, como tantas veces lo hicimos… Bendito sean los sueños que nos permiten estas vivencias tan emotivas… Hablando como entonces de nuestro Betis y de nuestras cofradías…
A nuestro alrededor… Solo el silencio entrecortado por el piar de algún pajarillo madrugador, de cualquier mañana de primavera o verano… Solos Tu y yo… Nuestra conversación y tanta sensación de PAZ,  como no era capaz de imaginar que pudiera existir hasta ayer mismo.
Fue tan breve el lapso de tiempo transcurrido entre la duermevela y el sonar del despertador, que casi lo agradezco, pues si la paz en el cielo existe, deberá ser igual a lo que yo sentía en tu tan añorada, querida y deseada presencia.
Se me volvieron a quedar tantas cosas en el tintero, papá…
Se me volvieron a quedar tantas preguntas por hacerte de nuevo, papá…
Se me volvieron a quedar en el tintero,  otra vez,  tantos abrazos por darte, Papá…
Lo único que le pido a nuestro Supremo Bienhechor es que, de alguna manera, me siga reconfortando con  estos preciosos momentos que de vez en cuando me sigue obsequiando y que me permita disfrutar a tu lado de esa maravillosa sensación de PAZ que me invade cuando, por un bendito azar, vuelvo a sentir tan cercana tu presencia.
Te sigo queriendo papá… Y te sigo necesitando tanto o más que cuando te fuiste de nuestro lado. Sé que en ese cielo en el que creo fervientemente,  estas bien… Que estas feliz y que sigues velando por todos nosotros.
Hasta la próxima papá… No tardes tanto en volver a estar un ratito conmigo.

domingo, 31 de mayo de 2015

Te sigo buscando amor…

Y sin descanso, tarde a tarde te sigo buscando amor…
Te busco entre la bruma del ayer que no se ha ido…
Intento buscarte entre los rostros  de tantos como han sido
Testigos del final del mejor poema que al dolor se le haya escrito…
 Y sin descanso, desde la medianoche hasta el alba, te busco amor…

Te busco entre los pliegues de su viejo chaleco…
Entre las ondas negras como la noche de sus cabellos…
Entre el aroma de aquel perfume que se me quedó tan dentro…
Te busco entre quimeras  y pesadillas de noches sin los sueños
Que cuando estabas con nosotros compartimos…
Te busco y rebusco en el fondo de aquel viejo ropero…
Te busco y no te encuentro ni mirando en el bolsillo
Donde guardo mi peor y mi mejor momento…
Donde tan celosamente guardo todo aquello que vivimos.

Será que no lo busco bien… Me digo en vano intento
De negar a la evidencia lo que es obvio, por sabido.
Será que aquella tarde se quedó en algún rincón dormido…
O que en aquella madrugada de sueños olvidados, lo pusimos
En algún estante por el que pasamos de largo, sin acertar a verlo.

Como es posible que con tanto como te busco amor…
Con tanto como corro tras el velo que alguna vez cubrió mis sueños,
Con tanto como lucho por volver a encontrarte, mi viejo amor…
Te alejes de mi lado cada día más y más… Y te vayas tan lejos
De esta pobre alma atormentada , de este pobre hombre tan viejo
Que busca noche y día sin descanso, todo aquel amor
Que una vez tuvo y que de forma imperceptible,  fue perdiendo.

Que no recuerda ya donde lo puso… O donde lo dejó  por estar muerto.


lunes, 16 de marzo de 2015



Que si, compadre… Que si.
Que aunque a nadie le importe
Lo que yo haya podido vivir…
Todo lo que he podido sentir…
Y a todos o a alguno de ellos, nada les aporte
Al  mundo entero le tengo que  decir
 Que ha sido el Amor a este oficio, el norte
Mi faro y mi guía, para ser lo que fui…

Que siempre, desde que atesoro recuerdos,
Allá por las calles de mí viejo barrio
Quise ser costalero… Costalero de San Bernardo.
Y que primero fui monaguillo, pude ser nazareno,
Y que al fin, tras cientos de desengaños
Pude lograr mi mayor  anhelo…
Me convertí en el aprendiz eterno del oficio
Que gracias a Él, heredé de mi padre y de mi abuelo.

Que fue por Amor a mis mayores y a la mejor de las tradiciones…
Y también por aquella fe que me inculcaron mis mayores…
Que fue quizás, por las costumbres de mi bendita tierra
O también porque mi madre me pariera
La víspera de un viernes de Dolores…

Como explico que mi Dios o que la suerte
La afición de mi padre, mi barrio  y mis quehaceres
Me llevaron al mayor de los placeres
Cuando probé las dulces mieles
Al sentir por vez primera
Lo que yo sentí  al probar la trabajadera…
  
Porque yo he sentío lo mismo
Cuando iba bajo un palio
Cuando sacaba un paso de gloria
En  una cruz de mayo o una custodia…
O cuando estaba bajo un paso de Cristo…

Sentía el calor de amigo…
La emoción del mejor de los sentimientos…
La entrega desmedida a la pasión por este oficio
El respeto por mi Virgen o por mi Cristo
Y el privilegio de poder vivir esos momentos.

Que si compadre, que yo  he sentío lo mismo
Cuando me dejaba trozos de mi vida y de mi alma
Bajo la Virgen de la Amargura, Madre de dios de la Palma,
Con el Cristo de la Sed,  o la Divina Providencia de Cristo…

En cualquier noche de duro entrenamiento
En cualquier mañana de armá, traslado o retranqueo
Bajo el paso de Herodes, San Gonzalo o el Prendimiento…
El Cristo de los Javieres o el Cristo que llega de los Remedios…
La Virgen de la Salud o la Concepción del silencio.

Cuando comenzaba Su Pasión o cuando ya estaba amortajado…
Estando caído en la tierra o de sus ropas despojado…
Instaurando la Eucaristía…
O coronado de espinas…
Clavado en la cruz… o antes de ser sepultado.
Cargando injustamente el peso de mis muchos pecados
O la tarde del Viernes Santo, camino del Calvario.
Bajo una simple Cruz o tres Cruces y algún milagro.
Alumbrado por faroles, hachones o candelabros…
Bajo caballos, sayones, judíos mal encarados…
Por soldados del templo o legionarios romanos
Que fueran acompañando a mi Cristo…
Bajo olivos y misterios alcance con todos ellos
La gloria de pasear por las calles al Hijo de Dios mismo.

Entre azahares de recuerdos, aromas de Calle Feria
Postigos del Aceite, arenal de maestrantes,
Puentes sobre ríos de aguas verdosas o vías cargadas de historias…
Por Triana, por el centro o la Macarena…
Cuando estábamos en Parque alcosa o en  Aznalcazar… 
Bajo caballos, sayones o romanos
Fuera Domingo de Ramos o la tibia Madrugada…
Nos muriéramos de calor o por llover demasiado
Nos tuviéramos que quedar  en casa…

En el frío del mes de Enero…
En el calor del verano, el otoño, la primavera o el invierno.
Bajo una parihuela  cargada de hierros…
De humildes vigas de cemento,
O de sacos de arena sin cuento…
Con un paso oscuro como la madrugada,
Dorado y centelleante a la luz de la tarde olvidada…
Bajo un palio de terciopelo o de rica plata labrada…
El mayor de los misterios, un crucificado o un Nazareno…
Un paso de Gloria o una alegoría de miedos…

Con la algarabía del mejor corneta o con toda la banda…
Escuchando el crujir del Silencio o el roce de la alpargata
Que contra el suelo, rezaba por seguiriya
En cualquier calle de un pueblo…  O de MI Sevilla,
Mientras la saeta se pierde entre la memoria y la noche cerrada.

Porque yo he sentío lo mismo
Siendo aguaor, cuando iba bajo un palio
Cuando sacaba un paso de gloria,
En  una cruz de mayo o una custodia…
O cuando estaba bajo un paso de Cristo…

No quiero ofender a mi Dios, Yo me he sentio Costalero.

Y aunque nadie  quiera creerme… Yo ya he estado en el Cielo.