jueves, 29 de marzo de 2012

Para los nostálgicos...

Para los que quieran recordar imágenes que ya no pueden verse...

Para mi compadre...

Tu Cristo de recogía en 1992...

Resumen del Martes Santo de 1993.

Pues eso...

Cuando te acompañaba la música...

Bendita Virgen de la Merced...
Para Juanma Contreras...

Una autentica Joya...

Para los nostálgicos como un servidor de ustedes...

La mejor manera de acabar una Semana de sueños...

El mejor colofón, compadre... El mejor.

Madrugada 1994.

Madre y Maestra...
Incienso y Azahar...
Y a las 5,30 otra vez en la Gloria ...

Miércoles Santo de 1993.

No se pudo entregar más aquel Miércoles Santo...
Que manera de derrochar compañerismo, solidaridad con el esfuerzo colectivo y casta...
Porque todo hay que decirlo, nos dio leña hasta para regalarla...

Domingo de Ramos de 1994.

Imágenes para el recuerdo...
Noches de soñar despierto...

Jueves Santo de 1989.

Imágenes para el recuerdo...

Resumen del Lunes Santo de 1993.

Hace diecinueve años, compadre...

Y los Servitas...?

Fué un maravilloso colofón a una Semana Santa inolvidable...

miércoles, 28 de marzo de 2012

Y mi soberano de la calle Orfila...?

Y el 94...?

Ay mi Señor del Silencio...

Buen año aquel 1995...

Bendito Cristo sin nombre...

Martes Santo de 1995...

Y pareciera que fuese ayer mismo...
Sólo han pasado 18 años...

martes, 20 de marzo de 2012

Y la Historia se repite

Ésta delicia que pueden VV.MM. leer a continuación es una entrada del Blog HISPALENSIA...
La verdad es que segun mi humilde opinión no tiene desperdicio... El escrito es obra de D. Alonso de Escalona.
Lean VV.MM. y disfruten... Y comparenlo con la situación actual... La historia, desgraciadamente, se repite una y otra vez. Sólo cambiamos los actores...
"El motin de la calle Feria. A.D. 1652"

Sucedió que faltaba trabajo, y que sequías llevaban a hambrunas, y hambrunas a epidemias, diezmando a la población (incrementada por plebe forastera) que padecía estos quebrantos y penalidades con un ojo puesto en el Creador y el otro en sus regidores, por aguardar misericordia de Aquel y esperar resoluciones de esotros. Poco restaba de pretéritos tiempos en que oro y plata fluían como ríos, en que prosperidad, bonanza y holgura alcanzaban a casi todos, cuando banca y cambistas hacían disponer de ilimitado crédito.

Descendían salarios, disminuía riqueza, apagábase comercio, cerraban industrias, mermaban ahorros, acrecentábanse miserias y a todo ello sumábase que arbitrios e impuestos ahogaban no poco, mientras que autoridades y poderosos vivían holgadamente desoyendo quejas y súplicas de pueblo llano y haciendo grosera ostentación de lujo y boato excesivo, percibiendo pingües rentas y disfrutando de prebendas y privilegios sin fin.

En olvido tiempos preclaros, en que parecía nadarse en abundancia, la funesta semilla del descontento halló fértil terreno en la aflicción, floreciendo primero insatisfacción frustrada, luego enojo insatisfecho, y más tarde franca irritación, abonada con rumores y comentarios venidos de la Corte en que se decía habría aún más gravámenes, tributos, recortes y ahorros por mor de la maltrecha hacienda estatal.

Sublevóse, pues, alguna plebe y no tardaron en acrecentar en tropel su número por mor de desocupados, descontentos y algún que otro facineroso, que de todo había en aquella inusitada y confusa algarada, y que partiendo de humilde barrio dispuso encaminarse con ánimo exaltado y haciendo acopio de valor, hasta sede de gobierno donde reclamar sus justas peticiones a próceres hispalenses.

Mas como quiera que el tumulto aumentaba, que la masa enfurecíase cada vez más y que los sediciosos comenzaban a obrar iniquidades por doquier, haciendo mofa y escarnio de gobernantes, franqueando propiedades y allanando viviendas, liberando presos y tomando armerías, sin olvidar destrozos y barbaries en calles y plazas, determinó la Autoridad actuar contundentemente y dar escarmiento a los revoltosos, con grande acopio de caballería y artillería, quienes finalmente, los sediciosos, tras jornadas sangrientas de tumulto y violencia, fueron disueltos por fuerza de las armas, sus cabecillas, condenados y arcabuceados por traidores y serenados los ánimos con promesas de mejoría de la situación.

Fue así, “grosso modo”, como discurrió aquel llamado “Motín de la Feria”, por la collación en que principió, aquel lejano año de gracia de 1652 bajo su Cristianísima Majestad Felipe IV (que en Gloria esté). Fuimos testigos y partícipes dello, de cómo prosperó el grito de “Viva el Rey y muera el Mal Gobierno”, mas es harina de otro costal, y nunca, por agora, volvimos a presenciar mayores desórdenes ni anarquías.

viernes, 2 de marzo de 2012

Y cuando la pena te ahoga...

Y cuando la pena te ahoga...
Y cuando quieres reventar y a veces... No puedes...
O cuando a veces no quieres...
En fin...
Yo al menos, tantas veces lo he intentado que...
Llamé al cielo y no me escuchó...
Mas si sus puertas me cierra
de mis pasos en la tierra...
Responda el cielo y no yo...