miércoles, 16 de marzo de 2011

El terco folio en blanco...

Me vuelvo a enfrentar a ti, ahora que me da un respiro la cotidiana existencia...
Tanto vivido... Tanto por contarte...
Terco folio en blanco donde dejar contados jirones de vida.
Desde la última vez que me enfrenté contigo han pasado por mi vida demasiadas cosas...
demasiadas para poder sentarme y emborronarte de tinta...
Primero fue el adiós a mi compadre Luis... Ay Luis de mi alma...
No sabes cuanto se te echa de menos... Tu presencia era algo sutil... Que pasaba casi desapercibida.
Pero la certeza de que estabas ahí, nos hacia un poco más grato el paso por la vida.
Tu sonrisa bonachona, tu personalidad, tu cariño desinteresado... Todo tú... Tu enorme capacidad para nunca dejarnos solos ante cualquier eventualidad... El saber que ahí estaba el bilorio para cualquier situación difícil...
Nunca te olvidaré compadre...
Descansa en Paz, mi queridíisimo bilorio...
Justo en medio de aquel aciago 23 de Febrero, en el que otra tremenda bofetada marcaba el calendario, con el corazón dividido entre la pena y la esperanza, Cuando el directo te ha alcanzado en la mandíbula y te estas tambaleando... El revés que te destroza a contramano... La intervención de Sensi...
Hasta ayer mismo, no empezamos a vislumbrar un avance definitivo, que salvo complicaciones, pueda llevarnos a una total y pronta recuperación de lo cotidiano...
Menos mal, que en medio de esta vorágine de acontecimientos desgraciados, pude descabezar un sueñecito...
Consigues, sólo con pensar en Ti, que el bálsamo de la esperanza, haga dulce el amargo trago del agrio sabor de las experiencias desagradables que te va deparando la vida...
Sólo Tú, eres capaz de obrar tanto los grandes, los inmensos... Como esos pequeños milagros... Porque desde luego para el que estas torpes lineas escribe... Algo especial vivimos el pasado lunes...
Desde aquí, te quiero dar las gracias Señor...
Gracias por habernos regalado la oportunidad de volver a sentirte tan cercano...
Gracias por iluminar a ese puñado de hombres valientes que decidieron, con tan grande aliado, convertir un día tristísimo en un fanal de gloria, que ya para siempre recordaremos como uno de los más gratos de nuestras vidas... Gracias a mi junta de gobierno de la hermandad de San Gonzalo...
Gracias a todos y cada uno de los muchos que han hecho posible que tengamos para siempre el maravilloso recuerdo de lo acontecido en el Vía Crucis del consejo... Gracias a todos y a todas los que no permitieron que Él fuera solo en ningún momento...
Gracias a todo... A todas y a todos...
Gracias Señor por hacernos tan felices...
GRACIAS, GRACIAS Y UN MILLÓN DE VECES GRACIAS...

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