viernes, 27 de diciembre de 2013

Todo final, tiene un principio...






Como el que, tras las huellas perdidas
De aquel que mucho antes, como él mismo.
Anduvo, tras las horas… El último camino...
Tras los pasos del más cuerdo y su destino.
Tras las huellas del más loco y el desatino,
En pos del más loco desatino…
Creyó descubrir el por qué de lo humano
Olvidando lo importante… Lo divino.

Como aquel, que creyendo recobrar olvidos…
Injustamente, en vez del dueño, cobraría,
Lo que otros, injustamente, no cobraron…
Lo que por otros, otrora…Hace muchas vidas…
Mucho antes, antes del despertar a la entropía…
Descubrieron la incógnita de la ecuación maldita.…
Así comenzó ayer… Y hoy se termina
La antífona postrera… El canto del cisne, que agoniza
En medio de la tarde, que poco a poco, en noche
Determina el caminar del que adolece
De la esperanza de la dicha…

El sueño de los despiertos, al fin…
Cobra vida en el seno del entendimiento.
El soplo de vida… El alfa, el comienzo
El nacer… El renacer… O el hundimiento
De aquello que, o nos es del todo afín,
O de nuestra alma…Es lo más distante…
Último estertor… Último instante
Que describe, de la íntima agonía
Del oscuro placer que precede
Al postrer suspiro…
Y, que tras el último latido
Acaba con nuestra peor pasadilla…


Contiuara...

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