miércoles, 16 de mayo de 2018

Solo ha sido por cumplir la profecía…




Lo sabes muerte. Estas vencida…
Y aunque el que fuera luz de luz
Que iluminara al mundo entero,
Ahora cuelgue de la cruz…
Cosido al infame madero
Como un trágico despojo sin vida,
Solo ha sido por cumplir la profecía…
Pues como fascinante contraluz,
En el horizonte se adivina
Un prodigio de tal suerte,
Que ya será para siempre
Tu mas grande desolación y ruina…
Pues el Amor al fin, venció a la muerte.
Como predijera el profeta Isaias.

Y aunque la imagen del hombre desfigurado
Por el martirio voluntariamente aceptado,
Cause tristeza, horror y hasta espanto…
Aunque parezca que al fin tu vences,
Esta cruenta batalla la tienes perdida,
Pues al final mi Señor, que es luz de vida
De este trance, saldrá victorioso siempre.

Tu, maldita y temida muerte,
Nunca tendrás la última palabra…
Desde ahora, siempre sabras a que atenerte.
Pues el que ahora de la cruz cuelga inerte,
El que entregó cuerpo y alma,
El que aceptó del Padre el todo o la nada…
Ese Hombre. El ungido, mi Cristo…
El cordero de Dios, es ahora la Esperanza
Que nos rescata del abismo.

Y aunque en nuestra vida
Coexistan la luz y las tinieblas,
Su pasión y muerte nos franquea
La gloria que teniamos perdida.
Y aunque nuestras acciones y actitud
Estén faltas de fe… Y que la virtud
No sea la condición ni la moneda
En la que pagamos cada día
El precio del enorme sacrificio,
Que por nosotros hizo Cristo
Y que nos recató para siempre del abismo…
Siempre a Él podremos volvernos
Con la convicción y la confianza plenas
De que su terrible martirio
Nos devuelve Amor y perdón a manos llenas.

Que su compasión por todos nosotros
Y que su Amor ilimitado, nos acoge
Sin condición alguna ni reproches.
Que  en la dulce mirada de su rostro
Jamas encontraremos enfados ni enojos…
Y que siempre tiene tendida la mano
Para volver, como siempre a rescatarnos
Del dolor, la desesperación o el llanto.
Que por siempre estará al lado
Del que sufre y del que lo ha negado.
No lo olvidemos nunca hermanos…
Siempre está aguardando el momento
Con Sus benditos brazos abiertos
Dispuesto a perdonar nuestros pecados.

Asi que ya lo sabes, muerte…
En la Esperanza de Cristo resucitado
Acaba para siempre tu suerte.
Nuestra fe en el Cristo que muere
En la cruz para salvarnos, vence.
Y que esa luz triunfa sobre las tinieblas.
La alegría, sobre la tristeza.
La gracia y el perdón de nuestro Señor
Ganan la batalla al pecado y a la muerte.

Ahora y hasta la saciedad,
Os  invito a callar y reflexionar…
A contemplar este cuerpo inerte
Del Hombre que por amor, venció a la muerte.
Pues creo firmemente
Que el transito, no significa el final.
Y a considerar como estar en nuestra vida
De parte de nuestro Mesias.
De nuestro Maestro y buen Pastor
Que dio por todos nosotros la vida.
Y que en la más grande ofrenda de Amor
Que en la historia se haya mostrado,
Nos hizo el mejor regalo…
Nos dio para siempre la salvación.

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