D. Rafel Ariza Sanchez, se lleva al cielo consigo una personalísima manera de entender nuestro mundillo que ya no se podrá volver a disfrutar nunca...
Tuve la inmensa fortuna de que me pusiera la mano en el cuello y el privilegio de trabajar a sus ordenes...
Es una grandísima pérdida, tanto en lo humano como en lo profesional.
Mi más sentido pésame a su familia y a todo el mundo cofrade en general.
Hasta siempre, maestro.
Se nos está llenando el balcón de buena gente...
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