sábado, 28 de enero de 2017

Y apareces de nuevo, muchacha…



Cuando la noche, fría y oscura
De este Enero, empeñado
En volver a evocar de mi lejana juventud, la locura…
Que convierte toda la magia del pasado
En tantas vivencias y recuerdos gratos…
Y el presente en amargura…
Cuando la mañana vence al sueño
Y el sopor del viejo ensueño
Deja atrás la quimera, dando paso a la cordura…
Entregándote de nuevo a la verdad más cruda.
Te insinúas en el fondo de mi anhelo
Permanente y apareces de nuevo, muchacha…
Aquella que me enamoró en la madrugada
De una vida que apenas comenzaba
Y que preñó para siempre el alma
De este pobre infeliz que te idolatra.
Y te acercas a mi lado y susurras quedamente
Sinfonías de pretéritos sentimientos
Que adormecidas por el tiempo,
La distancia y la vejez que entorpece
La visión y hasta el sentido más renuente,
Llevándome de nuevo al rincón del desaliento…
Y así, entre las tablas de aquella vieja
Parihuela, henchida de jirones
De ensueños que despiertan
Como sombras del pasado
Donde quedaron tantos viejos amores
Hoy de nuevo he recordado
A tantos y tantos buenos hombres
Que en aquella juventud incierta
Pasaron tan buenos y malos ratos
Tantas noches de gloria y tan amargos sinsabores…
Y como vuelves a mí, te iras de nuevo Muchacha…
Dejando en mi boca el regusto amargo
De tenerte de nuevo a mi lado
Y que en lo mejor de mi ensueño te marchas…
Dejando a este pobre viejo
Solo… Y a solas con sus recuerdos.
Bendita mil veces… Y amada muchacha
que cuando menos lo espero
tras cualquier esquina de mis deseos
de la nada, apareces trayendo el amor y la paz a mi alma.

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