Como ayer y como siempre, bendito Cristo mío...
Al acercarme hasta Tu casa, donde confío
En ser saciado de resignación y de Esperanza
Cada día... Donde el Amor, Tu presencia y Tu mirada
reinan y donde solo encuentra paz mi alma atormentada...
Ante Ti... Imagen cierta del Dios en el que creo. Mi
creador.
Solo acierto a decir gracias mi Soberano Señor…
Por permitirme cada tarde, poder verte.
Por dejarme cada día, mirarte frente a frente
Y aceptar, en Tu misericordia infinita, la oración,
La súplica y la plegaria que, irremisiblemente
Brotan de este viejo y pobre corazón
Que sólo late ya, en la recta final del camino,
Intentando como fuere, ponerse en paz contigo…
Por eso hoy, de nuevo quiero darte las gracias…
Por regalarme a mis padres, que amorosamente
Con su ejemplo, con su amor… En aquella casita
De mi viejo y añorado barrio de San Bernardo,
Me inculcaron esta fe que, tan ciertamente
Y desde lo más hondo, Te profeso. A mis hermanos…
A mis abuelos, que con tanto amor me llevaron
De la mano, por la senda de mis primeros pasos…
A mis cuñados, a mis tios y a mis sobrinos...
A los muchos amigos, que tanto han enriquecido
Mi vida… Y a todos los que han contribuido
A traerme hasta este punto de mi vida y mi camino.
Ahora, en este minuto que me concedes
De pausa en la lucha diaria, que precede
Al momento de llegar a casa y parar el minutero…
Sentarme, cerrar los ojos y soñarte despierto…
Bendito Soberano Poder de San Gonzalo…
Soberano Poder de Dios que mi vida entera reclama...
Escalofrío que consume y recorre mi alma…
Mar donde los ríos de mis lagrimas acaban
Alfa y omega de mi existencia cotidiana.
Silencio abrumador hecho palabra…
Vuelvo a decirte gracias bendito Señor.
Gracias por tanto como me das a diario
Y a pedirte de nuevo perdón
Por tan poco como yo te ofrezco a cambio.
Y solo acierto a pedirte Salud Señor…
Como a diario te pido en mi visita…
Para el amigo que tanto la necesita
Y para todos a los que en mi corazón atesoro.
Para mis amigos y en general para todos.
Salud y trabajo Señor… Que son el mayor tesoro
Al que podemos aspirar en estos momentos.
Nada, como a diario, Te pido para mí, Señor.
Y hoy, como ayer y como mañana…
Que solo sea Tu voluntad lo que se haga…
Hasta luego Señor… Hasta mañana…
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