Qué suerte Señor… Qué suerte.
Que inmensa fortuna tenerte…
Cuando más aprieta la calle y la corría
Se vuelve dura y larga o cuando la vida,
Se empeña en golpearte y hasta morderte
En ese recóndito y profundo cajón del alma,
Mientras tú, ingenuamente, intentas desprenderte
De todo aquello que te roba la esperanza…
Qué suerte Señor… Qué suerte.
Que después de tanta ofensa, tanto agravio…
Y tantas faltas, con las que tantas veces
Te ofendí en el pasado, tan bondadosamente
Sigas, como siempre haces a diario,
Colmando de bendiciones a este hijo tan ingrato.
Qué suerte Señor… Qué suerte.
Que inmensa fortuna saberte
Siempre a nuestro lado, eternamente
Perdonando a quien mal por bien te devuelve…
A quien, de todos, menos lo merece…
Quien solo a Tu bendita imagen vuelve
La cara cuando las fuerzas y el espíritu desfallecen.
Cuando el camino torna en cuesta arriba
Y todo parece que te aboca a la peor de las ruinas…
Qué suerte Señor… Qué suerte.
Saber que cada tarde, puedo volver a verte.
Volver a caminar sobre mis pasos
Para acercarme a Tu casa en San Gonzalo,
Darte las gracias por tanto como me has regalado.
Rendirme ante Tu majestad, orar por el hermano
Que más te necesita, suplicarte Salud y trabajo…
Y volver a poner mi vida y mis sueños en Tus manos…
Qué suerte Señor… Qué suerte.
Que inmensa fortuna tenerte…
Poder cada tarde, pasar por Tu casa a verte
Y aunque sea quien menos lo merezca, agradecerte
Tanto bien por mal como me devuelves…
Qué suerte, bendito Señor Soberano… Qué suerte.
Sentir que todo lo malo que hay en mí, se desvanece
Cuando cada tarde, puedo volver a corresponderte
Aunque sea de una forma tan insignificante y tan leve.
Mi bendito Cristo venerado… Mi Señor De San Gonzalo.
Hoy, vengo a suplicarte Salud para ese hermano
Al que la vida, le está haciendo pasar un mal trago.
Soberano Poder de mis sueños. Dueño y Señor
De mi vida… Atiende a este pobre pecador
Que acude a Ti, sabiendo que no es merecedor
Ni de Tu indulgencia, ni Tu misericordia, ni Tu perdón…
Que nada te pide para si… En mí, hágase Tu voluntad…
Pero ayúdalo Señor… Aléjalo de la enfermedad…
Gracias por escucharme mi bendito Soberano y Señor…
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