miércoles, 27 de julio de 2022


 

I

 

Tras la convulsión y el íntimo estremecimiento… Tras esta brutal sacudida que sin querer y sin deber, nos ha vuelto a deparar ésta a veces tan ingrata vida, tras la consternación que el cúmulo de estas tristísimas vivencias sobrevenidas ha producido en mí, he llegado a percibir que casi me siento y me encuentro obligado a sacar, todo lo que tengo guardado en este arcano y remoto rincón del más íntimo cajón de mi alma y mi memoria, para hacer honor a cuantos han contribuido a que mi hermandad de San Gonzalo, mi cofradía, y mi cuadrilla de costaleros de nuestro Padre Jesús en Su Soberano Poder ante Caifás y de nuestra Madre, La Santísima Virgen de la Salud coronada, llegue hasta nuestros días tal y como es…

No siempre fue como ahora la conocemos… Para llegar hasta aquí, hicieron falta mucho trabajo, mucho esfuerzo, muchas lágrimas y muchos malos ratos… También los hubo buenos… Algunos, hasta muy buenos. Hicieron falta muchas personas comprometidas con este gran reto que fue traer este barco a buen puerto… Fueron también muchos los que desgraciadamente, se quedaron en el camino. Muchos también, partieron a la casa del Padre y allí nos esperan para poder volver a fundirnos en ese abrazo apretao tan de San Gonzalo… San Gonzalo, mi hermandad… Mi verdad y casi cincuenta años de mi vida…

Es por esto que he llegado a la conclusión de poner negro sobre blanco mis vivencias para que, antes de que el cruel invierno haga aún más presa en mis ya pocas y mermadas facultades y que, el implacable paso de los años se lleve entre la bruma todos los recuerdos que atesoro, me apresuro a intentar transmitir esta historia… Mi historia y mi verdad… La historia desde que llegué al almacén de la Hermandad de San Gonzalo, allá por una fría y desapacible noche de 1975…

 

Cuan terca y persistente llega a ser la memoria. Tanto o más que las ganas de olvidar tanto lo malo, como a veces, hasta lo bueno que nos haya podido suceder en el pasado… En un pasado tan lejano que pareciera confundirse con la ensoñación y con la quimera… Es probable que algunos episodios de los que estoy dispuesto a relatar, pudieran parecer a día de hoy hasta irreales. Es hasta posible que a muchos les puedan parecer hasta mentira… Pero son mis recuerdos. Recuerdos de un tiempo tan lejano ya, que muchos de los que vayan a leer estas pobres líneas, aun no estaban ni por nacer siquiera… Pues hasta sus padres no se habían conocido. Son casi cincuenta años… Medio siglo de mi vida y de la de casi todos los que serán nombrados en este relato.

Sólo le pido a mi Señor del Soberano Poder que guíe mi mano, para exponer las cosas tal y como fueron… Y a mi Bendita Madre de la Salud que ayude a no desfallecer en mi intento.

El que a bien quiera seguir este relato… Que lo siga.

 

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