Sé que estas con Él... Sé que estás con Ella...Y sé que
estarás conmigo para siempre hermano. Sólo tú y yo sabemos lo mucho que nos
queríamos... Y aunque te has llevado a la casa del Padre un trozo de mi
corazón, como esta siempre ha sido nuestra fe, me consuela el saber que, aunque
de momento no podamos estar ya juntos... Más pronto que tarde, nos volveremos a
fundir en ese abrazo tan apretao y tan nuestro. Tú ya estás con Ellos... Ve haciéndonos
sitio a tu lado. Como ya lo dije en público y en privado en tantas ocasiones,
hoy vuelvo a decirlo... Eres el más grande. Eres lo más grande... En la cuarta,
en la vida, en la muerte y en la eternidad... Siempre estarás conmigo.
IN MEMORIAM...
" Benditos sean Dios y Su Santo nombre…
Mi queridísimo, respetado y admirado Bienve… Amigos todos…
Qué difícil es hablar del Maestro… Que complicado es definir
al amigo... Que complejo es ser objetivo en estas lides, cuando los
sentimientos y el corazón, nublan entendimientos y quitan a la razón, el
espacio donde duermen las emociones, los conmociones y los recuerdos. Pues
bien, amigos, hoy, como en todo lo que en MI vida tiene que ver con mi
Hermandad de San Gonzalo, hoy no voy a ser objetivo. Ni puedo… Ni quiero.
Gracias Bendito Cristo del Soberano Poder por darme la
oportunidad de abrir mi corazón y poder transmitir de viva voz lo que tanto tiempo
llevo guardado. Gracias, Bendita Madre de mi barrio, por darme Salud para
enfrentarme a éste momento y decir en público, lo que tantas veces he deseado
poder contar del amigo. Gracias a los que me han ofrecido la oportunidad de
poder expresarme durante unos minutos, sin que nadie me interrumpa y a boca
llena, y así, exponer todo lo que pienso…, lo que siento y, lo que a mi humilde
parecer, debería ya de haberse dicho…
Muchos de los que hoy estáis aquí, aún no habíais nacido
cuando comenzó esta pequeña gran historia hace casi cuarenta años. El germen
del gran milagro que se produjo en una humilde Hermandad de barrio, con pocos
años de historia, la más pobrecita, la que llevaba a base de enormes sacrificios,
y de ímprobos esfuerzos personales, a sus benditas imágenes a Sevilla la tarde
del Lunes Santo. Pobre y humilde, sí, pero llena de Amor a sus titulares, con
gente valiente en sus filas y con una ilusión y decisión tan grandes…Que habría
de cambiar para siempre la concepción de cómo llevar, con humildad, con amor,
con poderío, con gallardía, con arte, y con profesionalidad, la imagen del Hijo
de Dios por las calles de Sevilla y de todo lugar donde se porten a costal,
unas andas con imágenes de su Pasión, Muerte y Resurrección.
SÍ, el germen estaba allí… Es cierto. En el corazón y en las
más íntimas fantasías de aquel soñador, de aquel hombre que, siendo prioste de
nuestra hermandad, soñó con pasear por Sevilla a su Bendito Cristo del Soberano
Poder como nadie lo había hecho antes… De aquel soñador que llevó a su Bendita
Madre de la Salud a ver a la Abuela que está en la Catedral de Triana… Porque
en Triana tuvo que ser.
Donde aquel pobre soñador
Que a su Cristo una vez soñó
con el izquierdo por delante…
pudiendo conseguirlo
Solo lo consiguió en parte,
porque así lo quiso nuestro Señor
y en solo media tarde
y en la mañana de un Jueves Santo,
con nuestro Cristo “vestío” de blanco,
quedaron para siempre
impresos en la memoria
el sueño del soñador
y el compromiso de aquella cuadrilla
de taquitos de jamón,
que habría de cambiar la historia.
Pero nuestro Juan se nos fue al Cielo sin poder completar su
sueño.
Y al año siguiente, el paso de nuestro Bendito Cristo, por
el camino más largo… En contra de lo que todos pensaban…, En contra de la
razón…, En contra de la tradición, En contra de la opiniones vertidas en prensa,
A hombros de su jovencísima cuadrilla…, pero eso sí, Con muchas fatiguitas…,
Con fe, con casta, con entrega, con ALMA, y al grito de inspiración…, Entró en
la Campana de los recuerdos… Abrió el camino para muchos y reinventó la Semana
Santa.
Porque hace cuarenta años… Nada de esto existía.
Esa es mi verdad. Nadie me lo ha contado, lo digo porque
estaba allí y tal, y como lo viví, lo cuento.
Por aquel entonces, los pasos de misterio, desfilaban como
mejor podían, a veces hasta corriendo de mala manera, lo único que por entonces
se hacía distinto, era la forma de llevar al Bendito Cristo de la Sentencia, de
costero a costero y las levantas y las arrias al ritmo de la música, Si, el
serrucho. También se hacían las arrancaditas en los finales de las marchas y en
ocasiones muy concretas y especiales, casi siempre de pago, una especie de taca
taca, nuestro genuino “tres pasitos parao y tres pasitos andando” sin ritmo ni
medida, que suponía una pseudo interpretación del andar durante la chicotá, con
una marcha sonando.
Los pasos de crucificado, del Señor solo y cautivo o con la
cruz al hombro, siempre de frente, sin el menor lucimiento. Y en los Palios,
todo consistía en andar sobre los pies, las arrancaitas y aquel taca taca ya
antes descrito y las famosas y aclamadas levantas y arrias con la música, de
costero a costero de la cuadrilla del Penitente, cuando sonaban los
campanilleros.
Pero el pequeño milagro no estaba completo, y la revolución
que supuso esta nueva, singular y portentosa manera de llevar un paso, el
izquierdo por delante de San Gonzalo, aun pudiéndolo ser todo, no fue bastante
para Él… Y Él, nuestro Bendito Cristo del Soberano Poder, decidió que fuera
Bienve el que obrara el prodigio. Existía el germen, es cierto. Existía la
materia prima, qué duda cabe. Existía una excepcional y prodigiosa imagen de
nuestro Señor, en un dialogo inconmensurable con el sumo sacerdote… Es cierto. Existían
sobre el paso, unos mudos testigos de la tragedia, que se representaba en el
más importante momento de la Pasión de nuestro Señor… El momento cumbre de su
afirmación suprema… “Yo Soy…” Es cierto… Existía un paso, que aunaba toda la
belleza y la magia de sus hechuras valientes, con la maravillosa luz de sus
codales que, cuando caía la noche, lo hacían el más iluminado de cuantos haya
habido en Sevilla… Es cierto… Existía una cuadrilla, con ganas, con casta y con
ilusión, con juventud y la destreza suficiente para llevar y traer a nuestro
Señor con garantías, indudablemente… Existía una joven, pequeña y gran
Hermandad llena de ilusión y de ganas de hacer las cosas bien, llena de
personas que se desvivían por su Hermandad de San Gonzalo, de acuerdo… Existía
una pequeña gran cofradía de abnegados nazarenos que se partían el alma cada
lunes Santo haciendo que, por las horas y el recorrido, su estación de
penitencia fuera de las más sufridas de la Semana Santa… Es cierto… Pero
faltaba el toque de la Providencia para hacer que, toda esta amalgama de cosas
inmensamente extraordinarias, se convirtiera en algo mágico, único e
irrepetible. Faltaba el supremo nexo de unión…, Faltaba el inventor de todo
esto…, Faltaba el Arquitecto.
En su infinita sabiduría, nuestro Señor, que es quien todo
lo puede… Quien marca nuestros destinos y es Soberano Hacedor de todo cuanto
ocurre… Quiso que fueras tú quien cambiara para siempre, el concepto de cómo se
lleva un paso de Misterio con cambios por las calles de Sevilla... Puso dentro
de tu corazón el más preciado don que imaginarme yo pudiera… Te concedió la
inspiración para componer las marchas que, en adelante, lo acompañarían cada
lunes Santo… Para plasmar en un pentagrama tus mejores sentimientos y tus
mejores sueños, tu mejor oración en cascadas de melodía y armónicos
contratiempos, te dotó de una enorme valentía para romper con todo lo
establecido sin temor a la crítica y te concedió el carisma… Ese enorme carisma
que nos subyugó a todos desde el primer momento… Conseguiste con tu buen hacer,
con tu enorme personalidad y con esa manera tan tuya de interpretar los
momentos…Hacer que el tiempo se parara en un instante, lleno de magia y
sentimientos, que hacían enmudecer y sobrecoger a todo aquel, que tuviera la
suerte de estar presenciando el Cortejo… De poner los pelos de punta y la carne
de gallina a todo aquel que, dentro o fuera del paso, viviera el momento…
Que nuestro Bendito Cristo se paseara por la calles de
Sevilla, como nunca antes ninguno Otro lo había hecho… Con tu forma de parar, templar y mandar… De
crear la expectación ante cualquier nueva marcha, con tu intuitiva manera de
unir el sobre los pies con el costero a costero, el costero con el izquierdo… y
vuelta al sobre los pies. Todo a su tiempo… Con calma… recreándote en la suerte
y llenando de emoción cada instante, sintiendo como cada nota desgranaba la
poesía en que se convertía el momento… Como, con paso decidido y valiente,
entre cada estrofa musical… Todo… La luz, la gente, el paso, Nuestro Bendito
Cristo… La genial coreografía que tú soñabas, se plasmaba en maravillosa
realidad en un instante irrepetible. Que fácil resulta ahora el mandar los
cambios bajo un paso… Pero entonces… Ay, entonces todo lo nuevo acarreaba
problemas al que lo intentaba… Todo lo que se salía de la mal llamada
ortodoxia, se convertía inmediatamente en anatema… Todo estaba por inventar… Todo
estaba por comenzar… Y tú fuiste el que lo inventó, lo diseñó y fuiste el
comienzo.
Y tus maravillosos sueños, junto a tantos entrenamientos
eternos de madrugadas inacabables, de amaneceres en la Estrellita, de dolores
de espalda, de Esperanzas, comenzaron a dar sus frutos… Todo esto, conllevó a
que, con el paso del tiempo, cada vez fueran más los que se ponían de parte de
la sinrazón… De esa heterodoxia infame en la que nos incluían algunos medios de
comunicación, Otro, quizás, se hubiera rendido. Pero tú no. Ajeno a las
críticas y a los halagos, te creciste en la adversidad y siempre fuiste un paso
más allá en la creación de instantes inolvidables…Y al tiempo que la cuadrilla
crecía en fama y crecía, también crecía la Hermandad y era más conocida y admirada…
A la vez que iba creciendo la cofradía…
Y como en el Génesis, Bienve creó para nuestro Bendito
Cristo el cambio de sobre los pies a costero, de costero al izquierdo y vuelta
al sobre los pies… Y vio nuestro Señor que era bueno…
Y alrededor de éste mago de la arquitectura musical y
creador de la magia visual y la alquimia de los sentimientos, todo crecía… y
creció el número de nuestros hermanos y nazarenos… Y con tu maravillosa
creación, entre acordes musicales e inspiración portentosa, conseguiste lo que,
para mí, desde mi humilde punto de vista, ha sido lo más grande en lo que he
tenido la fortuna de participar… El cambio completo en la interpretación visual
de lo que el autor concibe cuando escribe su marcha…
Y como en el Génesis, Bienve creó para nuestro Señor el
cambio de costero a sobre los pies y al izquierdo y vuelta sobre el “taca taca”
y el costero, para terminar sobre los pies… Y vio el Señor que era bueno.
Sueño sobre recuerdos…Sueños sobre sentimientos… Expresión
mágica, singular e irrepetible de los momentos para vivir, disfrutar y recordar
siempre, que a bien has tenido regalarnos… Solo puedo humildemente descubrirme
ante tal derroche de sabiduría, ingenio, personalidad, creatividad, buen gusto
y ARTE con mayúsculas como nuestro Señor te ha regalado. Has conseguido, a lo
largo de todos estos años, convencer hasta al más escéptico, de que, a partir
de tu creación, todo ha cambiado. Hay una nueva Semana Santa desde que tú
inventaste esto. Contigo se rompieron los esquemas y las vivencias. Contigo,
nuestro Señor rompió el molde, querido.
Junto a ti, hemos vivido cientos de anécdotas, buenos y
malos ratos, debates y discusiones… Momentos hilarantes, situaciones difíciles
y dramas extraordinarios. Nacimientos, comuniones, bodas, bautizos y otra vez
nacimientos… Junto a ti, hemos vivido corrías maravillosas y compartido
hartones de kilos… Pero, sobre todo, hemos compartido tu enorme cariño, tu bien
mandar y tu enorme amor a nuestra cuadrilla… El respeto, la lealtad y el cariño
a tu capataz y al esfuerzo de los compañeros… Y esa pasión tuya tan desmedida,
a todo lo que ha sido, es y será nuestra hermandad de San Gonzalo. Creo
sinceramente, que lo has dado todo por el engrandecimiento de nuestra
hermandad, de nuestra cuadrilla y de nuestra cofradía… Y que está donde está y
a día de hoy es los que es, en gran parte por lo que tú has hecho por ella.
¿Qué puedo añadir, Bienve? Tú has sido el Arquitecto… El
diseñador y el inventor de la medida con la que hoy se miden los pasos que se
mecen con cambios. Solo a Ti, te cabe el honor… Inmenso honor y privilegio de
que se te llame Maestro. Tu inventaste los cambios, Tú los has reinventado,
renovado y perfeccionado… Toda esta maravilla para los sentidos que es ver,
sentir y emocionarse con los movimientos del paso de nuestro Señor del Soberano
Poder, a los sones de nuestra trabajadera de metal, es creación absolutamente
tuya. Digan lo que digan. Yo lo he vivido junto a ti en primera persona y como
lo he vivido lo digo… Y lo cuento.
Solo me queda en mi nombre y creo que en el de todos los que
estamos aquí, en el de los que no han podido venir y en el de todos los
hermanos y hermanas de San Gonzalo, pero también en el de toda la España
cofrade, pues tu obra no tiene límites, y tu grandeza supera con creces, los
perímetros de este nuestro barrio, agradecerte todo lo que nos regalado durante
todos y cada uno de estos años. Quiero darte las gracias por habernos hecho
sentir tantas veces que rozábamos el Cielo con las manos… Quiero agradecerte
esos maravillosos momentos que, cuando dedicábamos un trabajo por alguien
querido, nos transportabas a ese mágico mundo, solo nuestro, donde las
emociones y las sensaciones, eran capaces de ahogarnos en el sentimiento y los
recuerdos, evocando a alguno de los nuestros. Darte las gracias, aunque sé que
es poco, por todo lo que has hecho por nuestra Hermandad. Y a ti, Encarna,
darte las gracias por habérnoslo prestado tanto tiempo. Un tiempo en el que tú
no lo has tenido a tu lado y en el que se ha dedicado a su mayor pasión por entero.
Gracias por haberlo cuidado, animado y acompañado en esta singular travesía,
que ha dado como maravilloso resultado, el que hoy estemos dándole a Bienve,
solo un poquito de lo que tanto se merece…
Podemos considerarnos afortunados. De tantos sitios en los
que pudo caer, Quiso nuestro Soberano que cayera en el barrio León. Nos cayó el
mejor premio que nos podía tocar en suerte. Bendita la madre que te parió y
bendito el momento en que te trajo al mundo…
Nosotros podremos decir con orgullo a nuestros nietos, que
tuvimos la fortuna de compartir tiempo, emociones y recuerdos junto a nuestro
Bienve… Y que algunas veces, paseamos por Triana y por Sevilla al Hijo de Dios
y a su Bendita Madre.
El tiempo y la Historia te ubicará donde te mereces. Cuida
como hacías siempre de todos desde el cielo... Hasta que nuestro Señor y Su
bendita Madre quiera que podamos estar juntos de nuevo. El mejor y mas apretao
de mis abrazos hermano... "
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