Aprovecho éste momento de respiro que me da la mañana, para desear a todo el que a bien tenga pasarse por este rinconcito de mi existencia mis mejores deseos de Paz, Felicidad y Esperanza en estas fiestas y todo lo mejor para el año que está por llegar...
Que Nuestro Señor y Su Bendita Madre os colmen de bendiciones siempre.
Un cariñoso abrazo para todos.
Antonio Salés Trillo.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Aprovecho éste momento de respiro que me da la mañana, para desear a todo el que a bien tenga pasarse por este rinconcito de mi existencia mis mejores deseos de Paz, Felicidad y Esperanza en estas fiestas y todo lo mejor para el año que está por llegar...
Que Nuestro Señor y Su Bendita Madre os colmen de bendiciones siempre.
Un cariñoso abrazo para todos.
Antonio Salés Trillo.
domingo, 18 de diciembre de 2011
Esperanza...
Como escribí hace algún tiempo:
"Mi pobre y desgarrada alma entera se llena
Sólo con tu bendito nombre… Esperanza.
Llevo ya demasiado tiempo, es cierto…
Intentando crear para ti, una nueva letanía
Con la que abrir de nuevo el alma mía…
Y reconfortar mi corazón con tu rostro sereno.
Si da igual un palio verde o blanco…
O un manto de tisú… O la mejor toca de sobremanto
O una corona de oro que te hicieran las mejores manos…
O la mejor pedrería, o el barro del mejor alfarero.
O la mejor candelería… O Juan Manuel en el recuerdo…
O la cárcel de Sevilla con sus presos…
Si para mi no existe ni luz, ni sombra ni cielo,
Si no encuentro el mejor verso para enjugar tu llanto…
Que más puede darme a mí
Que seas vecina del arco o de la calle larga
O vivas en la Puerta Osario, Esperanza…
Si tu sola presencia es capaz de abrir
De par en par las puertas del alma.
Si sólo el invocar tu Bendito nombre, todo lo abarca.
Cuando reclamamos del mismo Dios la Esperanza…
Por eso hoy, no voy decirte Morena…
Ni rayo de sol, ni princesa… Ni blanca azucena.
Ni piropos, que ya tienes páginas llenas.
Que para el verso, está el poeta…
Hoy quiero ponerme a tus plantas…
A ofrecerte lo único y mejor que tengo… Mi vida.
Y a volver a implorar ante ti, de rodillas
Que nos sigas llenando el corazón con tu nombre… Esperanza."
Contra todo lo anterior... LA ESPERANZA...
Ansiedad... Miedos... Fobias... Males de nuestro tiempo.
Un muy interesante articulo de Luz Sanchez-Mellado.
Aparecido en el Pais, 18-12-2011
La crisis, las prisas, la presión, la autoexigencia. Las amenazas, reales o magnificadas por la percepción de cada uno, se multiplican y nos acechan. La ansiedad es necesaria. Pero nuestro mecanismo de defensa frente al peligro puede volverse contra nosotros. ¿Por qué estamos al borde de un ataque de nervios?
Elena se despierta sobresaltada. No ha tenido pesadillas, o no las recuerda. Mira el reloj: las cuatro y cuarenta y cinco de la madrugada. La misma hora que ayer, y antes de ayer, y todas las noches desde hace una semana. El corazón acelerado, un sudor frío brotándole de súbito, el estómago en la boca. No se alarma, no demasiado. Sabe lo que no le pasa. No le va a dar un ataque al corazón, no se va a morir, no en este momento. La primera vez que le sucedió algo así "pero a lo bestia", hace un par de años, poco después de la traumática muerte de su padre, se asustó tanto que su marido, que ahora duerme como un tronco a su lado, la llevó a urgencias del hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, a 10 minutos de su casa, creyendo que le estaba dando un infarto. En absoluto. Después de que un internista descartara tal posibilidad, Elena acabó con un ansiolítico debajo de la lengua y un diagnóstico rápido del psiquiatra de guardia que posteriormente confirmaría el psicólogo privado al que acudió durante todo el año siguiente: ataque de pánico compatible con trastorno de ansiedad generalizada.
Desde entonces, Elena, de 42 años, casada y madre de dos hijos, está aprendiendo a vivir con su angustia. Hija modelo, hermana mayor, trabajadora perfeccionista, madre clueca, se recuerda siempre preocupada por todo y por todos. Pero desde aquel "clic" que ella atribuye al fallecimiento de su padre y su consiguiente "quiebra emocional", la preocupación se le fue de las manos. Aún tiene rachas. Aunque se reconoce nerviosa a menudo, mantiene su inquietud a raya a base de disciplina. Pero un revés familiar, una mala noticia, un apretón de trabajo como el que le cayó hace una semana puede volver a desencadenarle "yuyus" como el descrito.
Momentos en los que siente que no llega, que algo malo va a suceder, que no puede con su vida. Por eso ya no se asusta. Ni recurre a los comprimidos de benzodiacepinas que le prescribió el psiquiatra. Sabe que si aguanta el tiempo suficiente controlando la respiración, cerrando los ojos, tratando de pensar en otra cosa, el sudor remitirá, pasarán las náuseas, el corazón volverá a su ritmo. Puede que hasta le dé tiempo a echar una cabezada hasta las siete, hora en la que tendrá que levantarse, llevar a sus hijos al colegio y empezar su jornada de 10 horas en una agencia de publicidad. Elena padece de ansiedad, el trastorno mental menor más común -entre un 15% y un 20% de la población, mujeres en una proporción de dos tercios, lo sufrirá en algún momento de su vida, según la OMS-, y la va capeando como puede, como tantos. La diferencia es que ella lo sabe porque un día su inquietud la puso contra las cuerdas y pidió ayuda. Otros ni siquiera le ponen nombre ni remedio a su sinvivir.
Al borde del abismo. Días de vértigo. Presión insostenible. Cumbres de infarto. Tiempos convulsos. Llevamos meses, años incluso, leyendo a diario sentencias apocalípticas en los medios a propósito de la situación de las empresas, los Gobiernos, los países, la humanidad entera. No es de extrañar que muchos estén al borde de un ataque de nervios.0
Estamos asustados. Individual y colectivamente. El 45% de los trabajadores tienen miedo a perder su empleo y más del 80% creen que las cosas no mejorarán en un futuro próximo, según el estudio Los españoles y la enfermedad del miedo, publicado por la Fundación Pfizer en 2010. El doctor Enrique Baca, especializado en psiquiatría y neurología, alertó en la presentación del mismo de que ese miedo puede llevar a las personas y a la sociedad a la ansiedad y la parálisis. La paradoja es que si no estuviéramos ansiosos, estaríamos muertos.
La ansiedad es un mecanismo de defensa de los seres humanos frente al peligro. El sistema de alerta cerebral que activa el organismo para encarar las amenazas y que nos ha permitido sobrevivir como especie desde hace milenios. Imaginemos a un hombre primitivo que presiente que un depredador -pongamos un tigre- viene a por él. Sus sentidos se agudizan, su corazón se acelera, sube su presión arterial. Su cuerpo se prepara para atacar al enemigo, esconderse o huir. Eso es ansiedad. La ansiedad buena. La que nos salva la vida cuando vemos que el coche de delante frena y hace que nosotros también frenemos en milésimas de segundo para evitar el choque. La que nos permite pensar y actuar más rápida y eficientemente cuando el tiempo apremia.
"El problema es cuando no hay tigre", explica el psiquiatra Alberto Fernández-Liria, jefe del servicio de salud mental del hospital de Alcalá de Henares. "O cuando el tigre es un gato como salir a la calle, acudir al trabajo, conocer gente, lidiar con los problemas del día a día, enfrentar la vida cotidiana. No vivimos en la selva, la estrategia tiene que ser diferente. La ansiedad normal se convierte en patológica cuando nos anula, nos paraliza, nos causa más problemas de los que nos quita".
Fernández-Liria tiene prohibido a su equipo decirle a ningún paciente "a usted no le pasa nada" o "lo suyo es de la cabeza" cuando acuden a urgencias con una crisis de pánico como la de Elena. "Claro que les pasa algo: tienen taquicardia, contracciones musculares que pueden ser dolorosísimas, sienten que les falta el aire, se creen morir. Hay que explicarles que su cuerpo se ha preparado para salir por patas porque percibe un peligro que puede ser o no real. Decirles qué les sucede suele tranquilizarles bastante. Después viene el abordaje terapéutico, que no es tan simple. El objetivo es que el afectado cambie ese mecanismo, que aprenda a poner las cosas en su sitio. No se trata de no tener ansiedad, sino de saber manejarla".
"Digamos que hay personas con el dispositivo de alarma defectuoso. Se les dispara solo o ante situaciones que no lo requieren. Su percepción del peligro es errónea. O no lo hay o, si lo hay, lo magnifican. Solo cuando eso interfiere gravemente en su vida cotidiana podemos hablar de trastorno de ansiedad", ilustra Enrique Echeburúa, catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco. Según Echeburúa, hay muchos más ansiosos crónicos de los que creemos. "Hasta el 80% de las personas son lo que los anglosajones denominan worriers, algo así como agonías o sufridores. Gente que está siempre en vilo, que cree que algo malo está al caer, que se preocupa por todo y piensa que si no se preocupa es peor. Son personas que nunca disfrutan del todo, vale, pero también pueden ser magníficos padres y profesionales, siempre hipervigilantes, pendientes de todo. Mientras se soportan a ellas mismas y no les hacen imposible la vida a los demás y les rechazan, van tirando. Otros se acaban rompiendo. El límite entre lo normal y lo patológico es muy particular. Ya dijo alguien que enfermo es aquel que va al médico".
Los sufridores que traspasan ese límite, como Elena, padecen el llamado trastorno de ansiedad generalizada (TAG). Es el más prevalente del conjunto de patologías ansiosas, que también incluye el trastorno de pánico -cuando los ataques se cronifican-, los trastornos fóbicos (agorafobia, fobia social), los trastornos obsesivo-compulsivos, el trastorno de estrés postraumático y los trastornos adaptativos ante acontecimientos vitales. "Son enfermedades comunes, por lo frecuentes, pero no siempre leves", advierte el psiquiatra Fernández-Liria, que alerta del peligro de "patologizar el sufrimiento normal, pero también de despreciar el dolor que genera". La ansiedad puede causar mucho sufrimiento. Y no solo al que la padece.
"Me gustaría llamar la atención a los que, como yo, no entendemos qué lleva a los afectados de la pandemia del siglo XXI (ansiedad, ataques de pánico, estrés) a tener que consumir medicamentos como el diazepán y el tranquimazín. Necesitamos que se conozca este problema. Yo lo padezco de otra manera: veo a mi esposa y madre de mis tres hijos casi siempre ausente, con perennes ganas de llorar y sintiéndose un estorbo para la familia. Solo quiero que sepáis que la familia y los amigos estamos ahí para daros la mano y salir juntos". Hace unas semanas, Fernando envió esta conmovedora carta al director de EL PAÍS bajo el título De diazepanes y tranquimazines. Le llamamos una tarde pocos días después de salir publicada. Nada más descolgar el teléfono accedió, agradecido, a contar por qué la escribió. Se oía de fondo un barullo de niños pequeños. Hoy es fiesta y Fernando, de 33 años, está en casa cuidando de sus tres hijos de entre 5 y 2 años. Su esposa, Blanca, de 31, está ahora mismo ingresada en una clínica madrileña. "Están intentando ajustarle la medicación porque tiene la ansiedad descontrolada, una dependencia brutal de las pastillas y es un peligro para sí misma", dice Fernando ya en la cafetería donde comparte su historia.
Desde fuera, Blanca y Fernando forman una pareja feliz. Jóvenes, con buenos empleos, un matrimonio urbano con los agobios típicos de un trabajo exigente y la crianza de los hijos. Dentro viven un infierno. Hace tres años que ella empezó a sufrir ataques de pánico y una angustia creciente a la hora de coger el autobús, acudir al trabajo, salir a la calle. Ella achaca sus problemas al estrés laboral y doméstico y a sus relativas dificultades económicas. "Nos metimos en una hipoteca importante, nacieron los gemelos, se multiplicaron los gastos, digamos que estamos mejor que muchos, pero vamos justos", rebaja Fernando. Blanca acudió a su médico de atención primaria, que le recetó ansiolíticos -las benzodiacepinas son el medicamento más utilizado- para mitigarle la ansiedad y le prescribió una baja laboral que se alargó cerca de dos años ante la creciente impaciencia de Fernando. "No lo entendía. Yo también tengo estrés, más caña que a mí no le meten a nadie. La veía encerrada en casa y me parecía un síntoma de pura debilidad. Le decía: 'Blanca, espabila, que te van a poner en la calle'. Ahora me arrepiento de mi ignorancia".
Después de un periodo de mejoría en el que ella misma se fue rebajando la dosis de ansiolíticos hasta prescindir de ellos, Blanca volvió a trabajar. Pero a principios de este verano volvieron los nervios, las palpitaciones, las crisis. La visita al médico de cabecera. Los ansiolíticos tomados sin más control que su voluntad, cada vez más mermada. Hasta que, a la vuelta de vacaciones, el jefe de Blanca llamó a Fernando. Su esposa se había desplomado en la oficina. La trasladan en ambulancia al hospital. Allí, Blanca le confiesa a su marido que se ha tomado un puñado de pastillas. "No quiero morir, solo tengo mucho dolor dentro y quiero que se me pase", le dijo. "Se te cae el mundo encima", resume hoy él. Desde entonces se le ha caído otras cuatro veces. Las mismas que Blanca, otra vez de baja en casa, ha vuelto a sobremedicarse con sus benzodiacepinas a pesar del control al que la someten sus familiares. Después de la última, la psiquiatra de urgencia aconsejó su ingreso voluntario en una clínica para "desintoxicación y ajuste farmacológico", según reza en el informe. Lleva allí 10 días. "Cuando salga, dicen que la derivarán a un psicólogo para ver dónde está la raíz de lo que le ocurre", dice Fernando. ¿No tendría que haber sido al revés?
Los 'ansiosos' que piden ayuda suelen hacerlo, en primera lugar, a su médico de cabecera. La Sociedad Española de Medicina de Familia estima que uno de cada tres pacientes acude a consulta con síntomas relacionados con problemas de salud mental. No necesariamente expresan inquietud o tristeza. Les duele la cabeza, la espalda, el estómago; tienen insomnio, problemas dermatológicos, infecciones, inapetencia o hambre desaforada; están fatigados física y mentalmente, se encuentran mal. Son lo que los expertos llaman somatizaciones de los males del alma. "El organismo se resiente de la sobrecarga a la que lo somete el proceso de activación constante de la ansiedad, y el cuerpo se queja", ilustra el catedrático de Psicología Antonio Cano Vindel, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), que estima que esos, digamos, efectos secundarios de la ansiedad no tratada no solo merman la calidad de vida, sino que pueden acortarla.
De la aptitud y la actitud del facultativo depende un buen diagnóstico y abordaje del afectado. El catedrático de Psiquiatría y director del Instituto de Atención Psiquiátrica del Hospital del Mar de Barcelona, Antoni Bulbena, coautor de la Guía para el manejo de pacientes con trastornos de ansiedad en atención primaria, opina que el tratamiento ideal combina la terapia farmacológica con la psicológica y la ambiental. "La medicación es útil en los casos agudos, pero abordar el problema solo con fármacos puede ser absurdo; igual que solo con psicoterapia en según qué casos. Cada paciente es distinto, pero al final se trata de que sepa qué le pasa, lo entienda, y aprenda estrategias y herramientas para manejarse en su ambiente". "Eso es fácil decirlo", responde una médico de familia acostumbrada a verle la cara a la ansiedad al otro lado de su mesa de consulta. "Pero solo tenemos cinco minutos por paciente, si llega; los servicios públicos de salud mental, salvo para casos graves, tienen unas listas de espera tremendas, y el paciente te pide desesperadamente un alivio". En esas circunstancias, la prescripción de ansiolíticos y antidepresivos es el recurso más factible -y barato: un psicólogo privado cuesta en torno a 90 euros la sesión-, cuando no el único para proporcionárselo. Otra cosa son los efectos no deseados.
El consumo de ansiolíticos se ha duplicado en la última década. El 16% de los españoles ha tomado algún psicofármaco en el último año, según el presidente de la SEAS. De las 900.000 personas que consumen hipnosedantes, según el Plan Nacional de Drogas, entre 600.000 y 700.000 son mujeres. Factores hormonales, la doble jornada laboral y doméstica y la mayor propensión a pedir ayuda son los aspectos que citan los expertos para explicar la prevalencia femenina de la ansiedad. Esos mismos expertos no son unánimes a la hora de calificar ese nivel de consumo de fármacos. Unos, como el psiquiatra Bulbena, estiman que hay muchos más casos de ansiedad no diagnosticados ni tratados que de consumo innecesario de medicamentos. Otros hablan de automedicación, uso inadecuado o abusivo. Y otros, como los psicólogos Cano Vindel o Juan José Legarda, directamente de adicción.
Legarda dirige Tavad, un centro especializado en adicciones radicado en Madrid donde desintoxica y rehabilita a alcohólicos, cocainómanos y también a adictos -"sobre todo adictas"- a las benzodiacepinas. "Es la droga de las mujeres", sostiene. ¿Por qué? "Porque es legal, porque se la receta el médico, porque es muy efectiva al principio. Pero cuando pasan sus efectos, si no se cambia la manera de gestionarla, la ansiedad sigue ahí. Y se vuelve a tomar pastillas para aliviarla, y cada vez se necesitan más, y al final se puede confundir la ansiedad propia con la de la abstinencia, y no es difícil caer en el círculo vicioso de la adicción". Según Legarda, la ansiedad y las adicciones están íntimamente relacionadas. "La mayoría de la gente no es feliz la mayor parte del tiempo. La clave es cómo manejar ese malestar. Unos tiran de determinación. Pero hay personas con ansiedad que buscan y encuentran refuerzo en cosas que les calmen: la comida, los medicamentos, el alcohol, y algunas caen en la adicción".
Pablo ha conducido hoy 300 kilómetros desde un pueblo de provincias hasta Madrid para acudir a la consulta semanal con su terapeuta de Tavad. Lleva tres meses siguiendo el programa de un año -5.000 euros, incluido tratamiento hospitalario, farmacológico y psicoterapéutico- que ofrece este centro para librarse de la dependencia, en su caso, del alcoholismo. Pablo, empresario de ocio, de 34 años, casado y con una hija de 3, se reconoce "ansioso" desde que recuerda. No hace falta que lo jure: habla a borbotones, se retuerce las manos, tiene las uñas mordidas hasta los codos. Pero desde que faltó su padre cuando él tenía 28 años y se tuvo que hacer cargo del negocio familiar, su ansiedad se exacerbó. Tuvo varias crisis de pánico, en las que acababa en urgencias, sin decidirse a usar - "por miedo a los efectos secundarios"- los ansiolíticos que le recetaban y sin tomar ninguna medida especial al respecto. Sí acudió, sin embargo, a otros remedios.
"Siempre fui un bebedor social. El alcohol forma parte de mi vida: lo vendo, lo sirvo, invito y me dejo invitar por trabajo. Pero empecé a beber más y más a menudo para evadirme de la presión, para relajarme de mí mismo. Hasta que empezaron los problemas con mi mujer y atisbé lo que me esperaba si seguía así. He visto a muchos acabar mal, y yo no quiero: por eso estoy aquí", explica. Más allá de controlar su alcoholismo, aquí le están enseñando a manejar la ansiedad generalizada que le ha diagnosticado el psicólogo y que le lleva a beber. Está en ello. "Ni quiero ni puedo cambiar de vida, entre otras cosas porque tengo varias familias que dependen de mí. Tampoco puedo darle la vuelta a mi naturaleza. Así que se trata de vivir con esto. Es como un amigo íntimo y pesado con el que tienes que aprender a llevarte bien".
Hace tiempo que la diseñadora de moda Ana Locking, de 41 años, aprendió a bregar razonablemente bien con la inquietud. Lo cuenta en su showroom madrileño, una pieza minimalista sin más ruido ambiental que algunas piezas escogidas de su última colección. En ellas, un alegre estampado liberty da paso, según se desciende en la longitud de la prenda, a una barahúnda de bichos -termitas, escarabajos, hormigas- que a la vez alimenta y corroe los tallos y las raíces de las flores. "Mis colecciones son en cierto modo autobiográficas", confiesa. En esta, llamada Under Beauty, Locking quería mostrar lo que la belleza esconde. "Que debajo del glamour de la moda, y de la vida, puede haber podredumbre, caos y dolor. Esta profesión no ayuda a sobrellevar la inquietud. Cada vez más exige resultados: éxito, notoriedad, cuatro y cinco colecciones por temporada. Así, creadores tan brillantes como John Galliano, Marc Jacobs o el desgraciado caso de Alexander McQueen se han roto, literalmente, en el camino".
Ana también se quebró hace 11 años. Trabajaba 16 horas diarias. Empezaba con su marca de bisutería, vendía en los mejores establecimientos del mundo, ella lo hacía todo. "Hasta que mi cuerpo petó. Tuve una crisis de ansiedad conduciendo. Bueno, eso lo supe después. Lo que sentí es que me iba a morir allí mismo". No murió. Volvió a casa de su madre. Estuvo un año con medicación ansiolítica y antidepresiva, y año y medio yendo al psicólogo. "Aun después de haberlo dejado, estuve meses con el lexatín en el bolso por miedo a que me volviera a pasar. Pero lo que de verdad me ayudó fue la psicoterapia. Me enseñaron a conocerme, a saber que tengo días buenos y malos, a dominar mi mente y mi cuerpo, que las tragedias laborales no matan, que si se cuelga el ordenador, ya volverá. Ahora soy más fuerte".
Locking, como cualquiera, sabe de colegas de profesión que tiran de orfidal, lorazepam o valium para soportar la ansiedad de los desfiles, los viajes, la vida. Pero para sufrir de ansiedad no hace falta tener oficios glamurosos ni particularmente estresantes. Es peor no trabajar en absoluto queriendo hacerlo. Los parados tienen un 2,2% más de trastornos de ansiedad que los ocupados, según el Estudio Epidemiológico de Trastornos Mentales en Europa de la OMS.
Todos conocemos también a personas que necesitan cierta ansiedad para rendir al máximo. Son los que tienen que tomarse cuatro cafés, o coca-colas, o esas bebidas energéticas tipo Red Bull que proliferan últimamente en las máquinas de las oficinas, para ponerse a punto. Gente que funciona mejor bajo presión. El doctor Carlos Tejero, vocal de la Sociedad Española de Neurología, tiene una explicación. "Cierto nivel de ansiedad es bueno para el rendimiento. Lo vemos cuando se la provocamos a una persona a la que le estamos haciendo un TAC. Se activan determinadas áreas del cerebro como las de asociación, aumenta la sincronía entre las conexiones neuronales, se está más alerta. El problema viene cuando se traspasa ese nivel de ansiedad, o cuando el sujeto no canaliza bien la respuesta. No sabemos qué pasa en el cerebro de los ansiosos patológicos", admite, "entre otras cosas porque no podemos meterlos en el tubo del TAC".
La inquietud, la incertidumbre, la zozobra siempre han sido material creativo de primer orden. Ahí está El libro del desasosiego, de Pessoa. "El hombre es angustia", llegó a decir Sartre. La filósofa Victoria Camps, autora del ensayo El gobierno de las emociones, cree que "aunque los estados de ánimo son individuales y no sociales, podemos decir que ahora mismo estamos inmersos en la ansiedad. La sufrimos todos. Los mayores y los jóvenes, que han sido educados para el éxito y ahora se encuentran con que todo es adversidad. Hasta los políticos, si son responsables, están afectados. Pero esta puede ser también una oportunidad. Hay que cambiar las cosas. Hay que transformar ese sentimiento de parálisis en acción. Y tenemos que hacerlo entre todos".
Mientras, las consultas siguen llenas. "Todos los trastornos de psicología menor tienen que ver con la ansiedad, y el resto son chorradas como lo del síndrome posvacacional", corrobora Antonio Espino, jefe de los servicios de salud mental de Majadahonda. El éxito de los profesionales es relativo. "En Reino Unido han medido la eficacia de la terapia. El 65% de los pacientes dice haber mejorado tras un tratamiento farmacológico y terapéutico, pero solo hay un 30% de remisión. No es para tirar cohetes", admite Fernández-Liria, que suele decirles a sus pacientes: "Tu cuerpo se ha preparado para correr: pues corre". La actividad física, la meditación, las aficiones, la vida social, los manuales de autoayuda. Todo sirve para no pensar o no pensar tanto en un problema que afecta no solo a quien lo sufre. "Los deprimidos son deprimentes y los ansiosos nos ponen de los nervios, pero necesitan nuestro apoyo".
Ya se lo dijo la psiquiatra de guardia a Fernando cuando este le preguntó por la razón de la sinrazón que lleva a su esposa a atiborrarse de ansiolíticos. "Nadie sabe lo que es el infierno hasta que no lo tiene dentro".
jueves, 24 de noviembre de 2011
martes, 18 de octubre de 2011
Oración para mi Soberano...
Gracias Señor por todo lo que me has dado
Por las alegrías que he disfrutado,
Por las penas que me han ido llegando
Y también por lo que me has quitado…
Gracias por los grandes tesoros
Que sin merecerlo, me has regalado.
Por dejarme ayudar al necesitado.
Gracias por permitirme ser de este modo.
Gracias por tanto como he reído…
Por tantos por los que he llorado.
Por los muchos a los que he amado…
Y por cuidar cada día de los míos.
Gracias por darme esperanza
Gracias por mostrarme el camino…
Gracias Por regalarme a mi amigo
Por eso, una y mil veces… Gracias…
Por el sol que lumina mis días
Por los luceros que iluminan mis noches
Por hacer que nada destroce
Todo lo bueno que hay en mi vida.
Gracias por darme consuelo
Cuando mis ánimos desfallecen…
Cuando la amargura de nuevo aparece
Convirtiendo mi primavera en invierno.
Gracias por mitigar el dolor que me apresa,
Cuando el mas triste momento me acecha…
Por permitir que de nuevo amanezca
Después de una noche incierta.
Gracias por ser mi faro y mi guía…
Y gracias, porque cada tarde
Cuando voy a visitarte
Llenas de esperanza mi vida…
Gracias por todos esos momentos
Que durante mi vida he atesorado
Gracias por tanto como me has dado
Gracias Señor… Por permitirme soñar mis sueños.
Un día cualquiera...
Hay heridas que no es capaz de curar el tiempo.
Y bien sea por la mañana, por la tarde o por la noche…
Aparece de súbito… Como el certero derrote
Que hiere y se lo lleva todo en un momento.
Cada cual, la conoce y la teme a su manera
Y tal es la puñalada que cuando llega, infiere
Que te deja destrozado para siempre
Convirtiendo el resto de tu vida en cruel quimera.
Y es tal la incertidumbre que genera
Su visita y tan grande el dolor que al marcharse deja…
Que hubieses preferido irte con ella
En lugar de la persona que se lleva.
Llega de improviso, cuando menos se la espera…
Golpea, se la lleva… Y se va… Hiriendo en lo más profundo.
Partiendo en mil pedazos el alma a todo el mundo
Dejando como el desierto, lo que una vez fue verde pradera.
Cualquier atisbo de lucha contra ella. Es en vano.
Y el día que llama a tu puerta
Da igual lo mucho o poco que tengas…
Pues sabes que llegará tarde o temprano.
Ésta es nuestra única y mayor certeza.
La que nos hace temer o maldecir su visita…
El saber que está a la vuelta de la esquina
Preparando su trabajo con presteza.
Sólo albergo la esperanza, de que el día
Que a mi puerta definitivamente llegue,
Haya regalado tanto amor, que no me niegue
Volver a disfrutar la cercanía
De tantos cuanto quise en ésta vida…
Y entonces, que sin prisas, de su mano me lleve
Poniendo punto y final a mi agonía.
lunes, 17 de octubre de 2011
¿Cuantos besos pueden caber en un sueño...?
¿Cuántos besos caben en un sueño..?
¿Y cuántos abrazos tiernos…?
Si hasta sigo soñando despierto
Soñando… Con aquellos momentos.
Que profundo anida el recuerdo…
Cuanta hambre de abrazos tiernos…
Cuanto dolor debemos llevar por dentro,
Maldito instante que sigue huyendo en el tiempo…
Cuántos besos se quedaron en el tintero…
Cuántos días que sin llegar, se fueron…
Cuanto amor que se quedó en un sueño…
Cuanta gloria para tan pobres versos.
¿Cuántos besos caben en un sueño..?
¿Y cuántos abrazos tiernos…?
Si hasta sigo soñando despierto
Soñando… Con aquellos momentos.
La más bella flor de mi huerto…
Pequeño trozo de cielo
Que vino a parar a mis sueños…
Para poder soñarte despierto.
Y sigo queriendo llorar, más no debo
Enfadar al Rey de los cielos.
Que si bien me quitó otros anhelos
También me regaló
Y sigue pasando el tiempo…
Y el dolor se hace más llevadero…
Pero tu insoportable ausencia sigue doliendo…
Tu ausencia y aquellos abrazos y aquellos besos…
Que para siempre se me quedaron dentro.
Por eso sigo soñando que te tengo…
Por eso sigo soñando que te abrazo y que te beso…
Sin pensar siquiera un momento
Lo cerca que estas de mí… Y a la vez tan lejos…
Por eso prefiero seguir soñando que sueño.
¿Cuántos besos caben en un sueño..?
¿Y cuántos abrazos tiernos…?
Si hasta sigo soñando despierto
Soñando… Con aquellos momentos.
jueves, 7 de julio de 2011
Hoy quiero proponer un brindis...
Hoy un brindis quiero proponer…
A todo el que quiera escucharlo
Y una vez brindado
Si a alguno no le ha gustado
Pues ya sabe lo que ha de hacer…
Brindo por todos estos años
Que tan rápido se han pasado
Brindo por los días en los que he caminado
Sin dolor en la espalda, ni en las rodillas, ni en las manos
Brindo por mi pequeña casa, tan llena de amor
Aquella casa de mi niñez.
A la que de seguro he de volver
En la que subía los escalones de las escaleras de dos en dos
Y los bajaba de tres en tres…
Brindo por cuando tenía la melena larga
Y me peinaba como me daba la gana
Sin tener que pensar en mañana…
Brindo por esos tiempos
En los que me llegaba una carta
Y no tenía que salir corriendo
Por las malditas gafas.
Brindo por cuando perfectamente
Escuchaba lo que decían en la mesa de al lado…
Y no me sentía preocupado
Por lo que dijera la gente.
Brindo por todas las medicinas
Que tengo que tragar cada día…
Y que me dan fuerzas para sobrellevar mi vida.
Brindo por los años que he vivido
Por las vivencias que he tenido
Por todos a los que he querido
Por todos los que me han despreciado
Por lo que he disfrutado...
Y por lo que he padecido.
Brindo por mis amigos ...
Por los que he perdido
Y por los que conservo...
Aunque estén igual de jodidos
Y se puedan sentir perplejos
Y cada día, como yo, mas viejos…
Salud amigos.
Sigan viviendo y contagiándome su alegría que es el alimento diario de todos nosotros.
Que tengan VV.MM. un feliz verano.
Y como dijo John Lennon:
“Don’t let me down…
And stand by me…”
Reflexiones...
Si a modo de reflexión
Estas palabras sirvieran
Para poder, de alguna manera
Amigo mío, alegrarte el corazón…
Si por poder… Pudiera
Mostrarte amigo mío
Donde me llevó el camino
De mi pobre existencia…
Ahora que el perfume del último abrazo
Aún en mi piel prevalece, quisiera
Amigo mío, decirte mi verdad, para que vieras
Lo mucho que te añoro y que te extraño.
Si como Pitágoras dijo,
Para que en el futuro nunca sea preciso
Castigar a los hombres imprudentes…
Hay que aprovechar bien el presente
Para educar mejor a nuestros hijos…
Que de la adolescencia, el único inconveniente
Es el no saber lo que se quiere,
Y sin embargo desearlo a toda costa,
Como el hierro que hiere, sin hacerlo a posta
Con todo el daño que infiere…
Que la juventud vive de los sueños
Y de la esperanza en un mejor mañana.
Y la vejez… Parada y fin que a todos nos aguarda…
La vejez solo vive de los recuerdos.
Que la juventud es un defecto
Que se corrige con el tiempo.
Que a la edad madura llegamos
Cuando teniendo que escoger
Entre dos tentaciones, no lo dudamos
Y escogemos a todo correr
La que nos hace llegar a casa temprano.
Y una gran lastima considero
Que el lapso de tiempo
Que en nuestra vida transcurre
Entre ser demasiado joven e inexperto,
Y llegar a ser demasiado viejo,
Tan brevemente, a menudo ocurre
Que con infinita tristeza, decir tengamos
Creo que se me ha hecho tarde… Demasiado temprano.
Que la madurez es el arte de vivir en paz
Con lo que nos es imposible cambiar.
Que la madurez es la habilidad
De realizar un trabajo, sin necesitar
Que otro nos venga a supervisar…
Y en el bolsillo, sin gastarlo, poder llevar
Dinero… Y hasta sin pestañear
La peor de las injusticias soportar
Y sin desear la venganza, poder perdonar.
Que somos maduros cuando por fin entendemos
Que hay que tolerar los defectos ajenos…
Pero no por eso justificar los nuestros.
Los viejos dan buenos consejos
Porque ya no pueden dar mal ejemplo.
Por mi parte, me han de disculpar
Pues les puedo asegurar
Sin temor a estar equivocado,
Que no me considero viejo, quizás algo cansado.
Ya tendré tiempo
Pero no hoy… Ni creo que por el momento.
Al menos por ahora, me refugio en mis sueños.
Por ahora no tengo tiempo
Para poder hacerme viejo.
jueves, 23 de junio de 2011
Perdonen VV.MM. los silencios...
miércoles, 13 de abril de 2011
Y la historia volverá a repetirse...
¿Como contar que la pena
Me está comiendo, como una fiera
Y me está devorando por dentro…?
Otro año más, Señor y van tantos…
Que no puedo acudir a tu cita.
Y en esta Biblia no escrita
Por el pueblo sevillano
No cabe más que otra rosa marchita
Y en mis ojos, sólo cabe el llanto.
¿Que a las tres de la tarde
Del mejor lunes del año
Yo no me pueda llamar a engaño
Pero sienta que mi corazón arde?
Y que las lágrimas me delaten
Cuando abrazo a mis hermanos.
Que mi hermandad ya está en la calle...
Que no puedo remediarlo…
Que en la calle está San Gonzalo
Y que ya no puedo sacarlo.
Lo que no tengo, gustoso daría
Por poder otra vez calzar la ropa
Y sentir de nuevo el alma rota
Después de terminar la corría.
Y volver a abrazar al amigo
Y volver a sudar junto a mis hermanos
Y morirme de amor en el Altozano
Y volver a nacer en San Jacinto
Y volver a morir de amor en mi barrio.
Y otra vez será igual y será distinto.
Y volveré a ahogarme en mi llanto
Cuando vea un nazareno de San Gonzalo
Y entre sollozos me sueñe a mi mismo.
¿Como explicar mis sentimientos?
¿Como contar que me ahoga la pena,
Que me está comiendo,
como la peor de las fieras…
Y me sigue devorando por dentro…?"
ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
miércoles, 16 de marzo de 2011
Gracias por un regalo.
Gracias y mil veces, gracias
Por regalarme otra vez el cielo.
Gracias, Señor por dejarme sentirte de nuevo.
Por permitirme soñar despierto…
Por volver a regalarme aquellos momentos,
Por dejarme compartir el anhelo…
Por disfrutar del enorme consuelo
Que para mi alma, sin merecerlo,
Significó ser otra vez tu cirineo.
Gracias Señor, por el abrazo de tu madero…
Por el beso de mi compadre. Por el reencuentro
De tantos buenos hombres... Por tanto premio.
Por la angustia de la tarde,
Por el gozo de la noche…
Gracias por dejarme vivir mi sueño…
Gracias por permitirme sentir de nuevo
El corazón sin caberme en el pecho.
Por curarme de un soplo la noche…
Por devolverme a la vida un momento…
Gracias por traerme a mi lado al abuelo,
Por volver a sentirme otra vez tan cerca de mi padre
Por sentir otra vez los besos de mi madre…
Gracias por estos momentos eternos.
Si las puertas del cielo
Son lo que anoche ví en tu mirada...
Sólo puedo darte las gracias, Señor.
Yo ya he estado en el cielo...
Yo ya he vivido el momento
De disfrutar de
Por eso Señor,
Mi Cristo del Soberano Poder…
Mi Cristo del Soberano Amor…
Gracias, Señor…
Gracias, Señor."
Manolo Naranjo...
El terco folio en blanco...
Me vuelvo a enfrentar a ti, ahora que me da un respiro la cotidiana existencia...lunes, 14 de febrero de 2011
Treinta y dos veces gracias...
Podría haberte regalado un beso…
Pero, sumergido en lo más profundo
De este loco amor que siento…
Solo puedo vislumbrar… Y sólo acierto
A decirte lo que sueño y lo que anhelo...
Con estos pobres versos.
Treinta dos veces, agradecido
Por tantas tardes, tantas noches y tanto vivido.
Junto a ti... Cerca, o tan lejos…
Ahora que empiezo a sentirme viejo…
Ya no quisiera recordar lo acontecido
Si no es a tu lado… Amor mío.
Por eso sólo puedo bendecir mi buena suerte
Al haberte encontrado en mi destino.
Si ya no sé si estoy despierto o estoy dormido
O si estás dándome la vida… O me estás dándo la muerte
Cada vez que me muestras el camino….
Treinta y dos mañanas…
Treinta y dos vidas…
Sólo a tu lado, te juro que mil veces
gustoso volvería a vivirlas nuevamente...
Esto es lo que mi alma siente…
Y así, consumido por la fiebre
De este amor que desconocía...
Del mayor regalo que me entregó la vida
Sólo acierto a dar las gracias…
Una y mil veces gracias,
Sueño mío... Faro mío... Llanto mío... Vida mía.
Mi vida… Mi sal… Mi amor… Mi duende
Tú que has sido, eres y serás mi música,
Puñalada de dolor... Donde más duele...
Mi mejor canción, mi letanía…
Mi mejor o mi peor momento… Mi soberanía…
Tras tus pasos... Sin importar la buena o mala suerte...
Maravilloso tejer de sombras mías,
Ineludible telar que teje cada uno de mis días…
Gracias, mi amor, treinta y dos veces…"
ooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
Feliz Aniversario...
lunes, 7 de febrero de 2011
Hasta siempre... Maestro.
De el diario "El País" (07/02/2011).""El cada vez más reducido mundo del blues está de luto. La muerte de Gary Moore, fallecido este domingo a los 58 años en un hotel de la localidad malagueña de Estepona por causas que se desconocen, supone el adiós de uno de los más famosos embajadores de un género esencial en la música popular. Guitarrista de amplias dotes, Moore formó parte de esa generación de músicos europeos que en los sesenta, en plena eclosión del rock, admiraron desde jóvenes las esencias del blues americano que cruzó el Atlántico y experimentaron sobre su base rítmica, ampliando sus horizontes estilísticos aunque desvirtuando en muchas ocasiones el espíritu de los pioneros negros.
Nacido en Belfast (Irlanda del Norte), Moore era el guitarrista irlandés más conocido del mundo gracias a sus numerosas colaboraciones con grandes del blues como B. B. King o Albert Collins, dos de sus maestros, y a su pertenencia fugaz pero recordada en Thin Lizzy, la banda de raíces blues más fascinante de la escena irlandesa. Su carrera en solitario, llena de altibajos y experimentos varios, fue reconocida sobre todo por sus aplaudidos directos y discos más que notables, como Victims of the future, Still Got Blues o After hours.
De la escuela británica de guitarristas amantes del blues, como Eric Clapton o John Mayall, Moore siempre tuvo de referencia a los padres afroamericanos del género, pero su influencia más directa y reconocible fue Peter Green, guitarrista de Fleetwood Mac. Como Green, no destacaba tanto por su fraseo rápido como por su expresividad, donde no había problemas para las recreaciones sin perder el sentido del ritmo.
Con la cabeza llena de discos de blues, Moore, que se aficionó a la guitarra con no más de siete años, mientras acudía al salón de baile que regentaba su padre, no era mayor de edad cuando comenzó su carrera profesional al entrar a formar parte de Skid Row, grupo en el que el guitarrista conoció a Phil Lynott, futuro líder y hacedor de Thin Lizzy.
La salida de Eric Bell de Thin Lizzy permitió que Lynott llamara a filas a Moore, que pudo dejar su huella en las cuerdas en el tema Still in Love with you, una de las baladas más emotivas de la banda. Pero Moore, siempre inquieto y deseoso de manejar su futuro profesional, estaba llamado a hacer carrera en solitario, aunque fue reseñable su intento de tocar dentro de una banda cuando se unió al grupo BBM junto a Jack Bruce y Ginger Baker, base rítmica de Cream.""
domingo, 6 de febrero de 2011
Crónicas de un sueño... VI
martes, 1 de febrero de 2011
Crónicas de un sueño... V
Juanma Medina...
MI amigo franito me lo ha enviado...Este año, de forma inevitable, recuerdos acuden a mi mente y se siente una ausencia en el alma. Este año estará lleno de alegrías y sinsabores, este año la felicidad no será completa.
Amigo siempre fiel. Buena persona, mucho más de la media de los que he conocido en este mundo. De juicio sereno y de carta cabal, hombre formidable, padre inigualable, marido amantísimo de su esposa, COSTALERO ejemplar. Humilde, honesto, valiente, sincero, de corazón enorme y rebosante de cariño, elegante, poderoso y bueno, pero de los de verdad.
Este año, Señor Soberano, Nos has privado de su presencia.
Que me perdone el que no lo entienda pero, este año, algunos perdemos algo más que un magnifico costalero. Todos somos especiales, todos somos queridos, todos somos recordados,…, pero él es un poco mas que todo eso para algunos de nosotros.
De familia humilde de pleno Barrio León, muchos años cofrade del Museo, siempre mantuvo su corazón en San Gonzalo.
Como dice la letra del estribillo de una sevillana inédita salida de la garganta de su compadre “…tu sacaste
Precisamente fue en 1992, hace por estas fechas 20 años, que nos conocimos. Como no, fue intentando ganarnos un hueco debajo de nuestro Soberano. Obviamente, se lo quedó el y, ese mismo año, sacaríamos juntos el Cristo de las Cigarreras en el Santo Entierro Magno.
Desde entonces hasta hoy han pasado muchas cosas, se han vivido muchos momentos y ha crecido entre nosotros una amistad muy especial, una amistad que trasciende la trabajadera. Se ha creado entre muchos de nosotros un vinculo muy similar al de una familia. Para nosotros eres más que un amigo, eres casi como un hermano. Hemos visto nacer a tus hijos, y tu a los nuestros, hemos estado en comuniones, bodas y bautizos, hemos ido juntos a la playa,… hemos vivido 20 años de amistad codo con codo. Por eso entiendo las lagrimas feriantes de mi compadre cuando comprendimos que este año ya no vendrías. Por eso entiendo la mirada ausente del tuyo cuando habla de ti y se pregunta ¿Qué va a hacer mi compadre este año?, cuando lo que realmente transmite su mirada es ¿Qué voy a hacer yo este año sin mi compadre?
Por eso, este año va a ser diferente y va a estar lleno de recuerdo y añoranza. Este año, y todos los que por delante vengan, no te quepa la menor duda, estarás debajo con nosotros y nos ayudaras a tirar pa´rriba con tu recuerdo, con tu ejemplo, con tu honradez, con tus ganas, con tu verdad. Tu has dejado una huella indeleble en nuestros corazones, en nuestra forma de comprender el costal, en el modo en que se es costalero, amigo, persona.
Tu siempre serás costalero en nuestros corazones. Tu siempre estarás en el cuadrante de nuestro mejores años, tu siempre igualaras en la trabajadera de nuestros sueños, siempre fijarás nuestras alegrías y revolearás al cielo nuestra amargura. Tu siempre serás COSTALERO de los costaleros de San Gonzalo. Por que, si hay alguien que siempre se hubiese merecido más y mejor, ese, eres tu.
Muchas gracias por 20 años de arte.
A Juan Manuel Medina Bizcocho. COSTALERO DEL SOBERANO.
Como dice mi compadre, ya mismo te está llegando el e-mail... Ya mismo...









