viernes, 3 de julio de 2009

Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.

Siempre Señor y Dios mío... Siempre Madre mía... Siempre mereció la pena el darlo todo... Pues a pesar de todo cuanto dí, siempre recibí infinitamente más a cambio... Por eso, Señor... Otra vez y mil veces, gracias...

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