Permitidme amigos míos por
un instante
Hacer honor a la memoria
redimida,
Y conceded a este pobre
viejo, ya sin lozanía
El momentáneo lapso de
razón tan confortante
Para el alma… Permitidme
la vaga sensación estimulante
De concebir el anhelo de
que sirve este relato para algo…
Y que nuestras vivencias, no
se pierden en el pasado.
Que ahora, cuando la nieve
del invierno de la vida
Campa impune por sus
sienes y derriba
todo aquello que alguna
vez, apasionado construía.
Ahora que el otoño ya
termina
su quehacer y me acerca más
y más a la ruina...
Que el olvido, a veces, me
permite alternativas
y la palabra brota de mis
labios sin provocar la risa
ajena y aun puedo
convertir el viento helado en suave brisa...
Ahora que aun atesoro tan
gratísimos recuerdos
que aun puedo compartir
contigo el sueño
de aquel niño que soñó ser
costalero
y que, para siempre, se enamoró
de aquel madero.
Ahora que me prestas un
minuto
deja hermano que te
cuente... Que te diga
todo lo que guardo en lo
más profundo
de mi corazón y que es mi
vida.
Deja que me mire en tu
mirada…
Deja que me vea en tu
reflejo…
Deja que te diga lo que
siento.
Deja hablar a este pobre
viejo
de todo aquello que su
alma guarda…
Deja que vuelva a soñar
que juntos sudamos de nuevo.
Permíteme por un breve
momento
que juntos volvemos a
sentir el mismo anhelo.
Déjame soñar que, junto a
ti, hoy vuelvo a ser costalero.
Permite que abra mi
corazón y te hable de mi amor…
Mis sueños, mi pasión, mis
desvelos...
Mi loco y desmedido amor
que descubriera aquella
tibia madrugada
Cuando me sentí por
primera vez costalero
y que desde entonces me
apasiona, me arrebata
me emociona, me convierte
en soñador y me arranca
el corazón al sentirme tan
lejos de mi amada...
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