martes, 26 de julio de 2022

 


A propósito de una grata conversación

Que mantuve el día de ayer con mi hermano

Emilio en la que como siempre, recordamos

Viejos tiempos, años pasados plenos de emoción,

Vivencias compartidas… Todo el anecdotario,

Las pocas risas… Y los muchos quebrantos

Que en aquellos más que duros y difíciles años,

Inopinadamente, pasamos bajo los pasos…

Llegamos poco a poco, a través de nuestro dialogo

A la conclusión de que quizás, estemos siendo ingratos.

Ingratos, si. Ingratos con nuestros jóvenes hermanos.

Esos hombres que hoy sienten y viven el privilegio

De continuar lo que quizás nosotros comenzamos.

Todos los que hoy disfrutan el honor de ser costaleros…

De convertirse, con toda la ilusión y por unos pocos años

En los pies de Cristo o de su Madre, debajo de nuestros pasos,

Ejerciendo y aprendiendo este oficio por nosotros tan amado.

Pues bien, mis queridos hermanos, creo que somos ingratos.

Porque pienso de corazón que fuimos afortunados

Al tener la oportunidad de poder vivir aquellos tiempos

En que la épica costalera, la leña y la falta de relevos

Eran el pan nuestro de cada corría. Cuando había miedo

Después de una chicotá en la que no sabíamos

Si podríamos con la siguiente… Cuando sobrevivíamos

A veces, gracias a que El señor ponía Sus divinas manos

Sobre aquellos locos y evitaba desgracias sin cuento…

¿Quien de nosotros, hermanos a lo que tanto debo,

No quiso en algún penoso momento de aquellos años

Irse de allí corriendo y mandarlo todo al carajo?

¿Quién de nosotros, aprendices del oficio costalero,

Que si bien es cierto que disfrutamos de conocernos,

En todos aquellos años de vivencias para el recuerdo…

No rezó para que apareciera o llegara algún compañero

En socorro de los que ya pensábamos Dios mío… No puedo?

Que igualmente, es cierto que afortunadamente, forjamos

Amistades para siempre en las adversidades, que conocimos

Quizás límites insospechados y a nuestros mejores amigos…

Que a veces, tras corrias de sufrimiento y esfuerzos inhumanos

Creimos tocar la gloria… Cuando habíamos conseguido

Llegar por fin a la capilla y haber encerrado el paso…

Que tuvimos la ventura de adquirir valores, amor y vivencias…

Que atesoraremos para siempre, cientos de experiencias

Inolvidables y tantos abrazos… Ay aquellos abrazos…

Que tras terminar una dura corría, para siempre nos llevamos.

Pues bien, mis queridos hermanos de trabajadera.

Hoy, desde estas pobres líneas escritas de corazón,

Quiero, en lo que por mi parte quede, a los que por fuera

Y por dentro de nuestro mundillo os contaran u os dijeran

Que indudablemente, cualquier tiempo pasado fue mejor…

Pues no hermanos míos. Creo que puedo deciros que no…

Y que al igual que todo evoluciona con el paso de los años,

Esto que tanto nos apasiona, indudablemente ha cambiado.

Gracias a Nuestro buen Dios, aquellos duros tiempos pasaron.

Y de la misma forma que no queremos para nuestros hijos

Las penurias, carencias, privaciones y enormes sacrificios

Que en nuestra ya lejana juventud, casi todos pasamos…

No deberíamos querer para nuestros jóvenes hermanos

Que pasaran las amargas fatiguitas y todos los sinsabores,

Que nosotros tambien pasamos. Que cometan los errores

Que nosotros muy a nuestro pesar, sin querer cometimos.

Por esto, hermanos que al igual que nosotros antaño,

Volvéis a calzar la ropa… Y ponéis todo vuestro amor

En continuar nuestra más que loca y bendita afición…

Con toda mi alma y mi corazón, hoy quiero felicitaros.

Quiero dar un golpe sobre la mesa y humildemente, confesaros

Que este pobre viejo, loco de amor por nuestras tradiciones

Y por nuestro oficio, ha llegado a sus propias conclusiones

Y que siempre estará orgulloso de todos vosotros. De mis hermanos

En el amor a la trabajadera y al sacrificio, a la mejor tradición.

Porque ponéis corazón y casta. Porque cada vez lo hacéis mejor…

Porque hay grandes aficionados en todas la cuadrillas, ilusión

Por mejorar y perpetuar este sentimiento sobrecogedor

Del que una vez que te enamoras, se convierte en tu perdición.

Enhorabuena por vuestro esfuerzo y por vuestro trabajo. Y perdón

Por si alguna vez, el comentario de algún costalero añejo,

Al veros disfrutar de todo lo que desgraciadamente ya no podemos

Nosotros y sin pretenderlo quizás, os ofendió con la palabra o el gesto.

Creo hablar por boca de todos, Nuestro tiempo no fue mejor ni peor.

Nuestro tiempo, ese del que tanto nos acordamos, ya pasó.

Ahora les toca a nuestros hermanos. Alegrémonos por ellos. De corazón.

No seamos ingratos con ellos, hermanos que alguna vez lo fuimos

Del costal, la trabajadera, del dolor, del sudor y del sacrificio.

Alegrémonos por ellos de corazón y no deseemos a nuestros amigos

Que pasen por lo que pasamos… Y que sufran como sufrimos…

Nuestros tiempos ya se marcharon. Por todo esto y de corazón os digo

A todos lo que hoy se dejan la ilusión y las espaldas…Bienvenidos.

Aprovechad estos pocos años que podemos gozar de algo tan divino.

Disfrutad de cada segundo que la Providencia os regala y de los amigos.

Poned toda la casta que atesoréis y el amor que nosotros pusimos.

Esto ha de ser para disfrutar… A ver si entre todos, lo conseguimos.

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