martes, 26 de julio de 2022

 


Que no daría yo hoy, muchacha…

Porque mañana, al despuntar el alba

Mi Bendito Soberano, obrara el milagro

De arrebatar, como por ensalmo,

Veinte, treinta o cuarenta años

Del reloj que marca la fecha en mi calendario…

Y que me aleja de ti de forma tan descarnada.

Que no daría yo hoy, muchacha…

Por volver a sentir aquella pasión desenfrenada

Que a diario, incesantemente me deslumbraba…

Que sin poder evitarlo, tanto me torturaba

Y que inevitablemente a tus brazos me impulsaba…

Que no daría yo, por poseer, como antaño,

Aquella vitalidad que por mis venas corría

A borbotones y volver a sentirte solo mía

En la intimidad, a solas… Tras el faldón bajo el paso.

Por volver a sentir aquello… Y como la vida

Se concretaba en amar el travesaño

Que intentaba rematarme sin puntilla

Y que yo, loco por ti, terco y perturbado

Desafiando a lo divino y a lo humano…

Intentaba en vano, doblegar cada día,

Que a tu encuentro dirigía mis pasos alienados…

Que no daría yo hoy, muchacha…

Porque mañana, al despuntar el alba

El Soberano Señor de mi vida, obrara el milagro

De quitar veinte, treinta o cuarenta años

Del reloj que inexorable, acerca mi vejez en el calendario…

Pero no, muchacha… No va a querer mi Soberano.

Mañana, como hace ya quizás demasiado tiempo,

Volveré a contemplar con mis propios ojos

Como el puesto que yo ocupaba… Ahora lo ocupa otro.

Y que mi desventura será verte y amarte de lejos… Sufriendo

Tu desdén altivo de mujer joven y plena hacia el viejo,

Que después de tanto amarte, hoy… Te sigue amando

Más incluso que antes… Por eso no comprendo

Como sabiendo que nuestro tiempo ya ha pasado,

Que nuestros fogosos encuentros, ya tan lejanos

En el tiempo, ya no volverán… Te sigo amando como te amo.

Y aun reconociendo que fui tan bienaventurado

Al disfrutar durante un tiempo, de que tu tambien me amabas,

Que estabas loca por mi… Que Tambien me deseabas…

Hoy no puedo dejar de sentirme desdichado

Al comprender que la vida es corta… Y que el tiempo pasa.

Y que desafortunadamente, nuestro tiempo ya ha pasado.

Mas tampoco puedo sentirme decepcionado.

Pues durante un tiempo, se que fuiste solo mía…

Sé que juntos, tocamos el cielo… Y que presumías

De tenerme atado a ti como yo a ti te tenia…

Que tal y como yo ansiaba estar a tu lado

Tu tambien anhelabas el momento de encontrarnos

Y fundirnos al fin el uno con la otra, en tan tierno abrazo…

Como jamás se había visto y conocido en la vida…

Que no daría yo hoy, muchacha…

Porque mañana, al despuntar el alba

el Bendito Soberano Señor de San Gonzalo,

Obrara el prodigio… Hiciera por mí el milagro

De quitar de un plumazo veinte, treinta o cuarenta años

Del cruel reloj que me acerca mas y mas hacia el ocaso.

No hay comentarios: