martes, 26 de julio de 2022

 


Como suele ocurrir cada mañana,

Tras el recuerdo de mi hija y la oración

A mi Virgen y a mi Cristo dando gracias,

Prendes de nuevo en el fondo de mi alma

La chispa de ese fuego que no apaga

El rescoldo de la hoguera, en que se abrasan

Mi alma y mis recuerdos... Ay muchacha

De mis sueños a la que jamas olvido...

Y es ahora o no será nunca, como el gran poeta dijo...

Es ahora, que como cada año, has vuelto

Para seguir atormentando mis adentros…

Para volver a darme fuerzas, ganas y hasta alientos…

Para volver a incendiar mi tupido bosque de recuerdos.

Ya te veía venir muchacha... Te presentía allá a lo lejos,

en el más intimo rincón de la memoria...

Volviste para pasar, sacarme otra vez  de mis sueños

y como pasa siempre, quedarte.

De la mano de mi abuelo y de mi padre,

prendida en mi... Esta es la historia

de este loco amor que sueño para soñarte

noche a noche, tarde a tarde... Día a día...

Muchacha siempre joven a mis ojos, chiquilla

De mirada altiva que me enamoraste aquel día…

Y que para siempre me robaste

El corazón… El alma, el aliento y hasta la vida.

Ni puedo ni quiero olvidarte.

Y ahora que te fuiste en un instante,

solo rezo a mi Dios para que el tiempo pase

fugaz y vuelvas de nuevo para quedarte

otra vez junto a mi... Muchacha tan cruel y distante.

Fragancia inolvidable a Mirurgia de mi madre

y la colonia sin nombre de mi abuela.

El aroma del clavel, del jazmín o la azucena...

El olor a calentitos del postigo,

Almendras garrapiñadas o adobo de Cerrillo.

El olor de mi viejo barrio de San Bernardo

y el recuerdo del vetusto portalón de la calle ancha la Feria.

El frescor y la bulla bajo el naranjo en San Gonzalo,

Arenal y lejano arrabal de heridas que nunca cierran…

El recóndito balcón donde la saeta quiebra

el silencio de la noche y hace llorar a la luna llena…

El abrazo del amigo, la más dura corría y el terminar de la faena…

Causa final de mi gozo o de mi pena…

Despertar de mi juventud, luz de guardabrisas brillante

Y brisa entre varales de ese paso palio cimbreante

que se va entre incienso y azahares

para volver en Primavera a deslumbrarme...

Flor que en mi corazón jamás se marchita,

Eterno desvelo de mis noches despierto.

Perpetuo imán que atrae mis recuerdos.

Mi mejor ensueño y mi peor pesadilla…

Fanal y luz que ilumina cada uno de mis días.

Ay muchacha que siempre que vienes

te vas…Y vuelves para quedarte…

Y aunque a la larga, acabes marchándote,

Tu dulce recuerdo es el que me sostiene

siempre prendado y enamorado de ti

cautivo de por vida de tu esencia…

Yo, pobre diablo. El que más añora tus ausencias.

Sé que igual que has llegado, te irás, si… 

Pero yo seguiré aguardando el instante

tan soñado, Por si acaso de nuevo,

quieres venir a los brazos de este pobre viejo

loco de amor que ya que no puede abrazarte,

y se conforma con mirarte de lejos

y seguir soñando que sueña… Para soñarte.

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