martes, 26 de julio de 2022

 


¿Como olvidar nuestra primera vez,  muchacha?

Ahora,  que el invierno me encamina

De manera inexorable al olvido y a la ruina

De lo que una vez fue juventud, tu… Mi gran amor, me animas

A desgranar los recuerdos, intentando con la rima

Torpe de estos versos,  contar lo que permita

La pobre elocuencia de la simple ortografía…

¿Cómo contar nuestra primera vez, muchacha,,,?

Antes que el cruel olvido,  merme mis ya pocas facultades

Y siembre para siempre en mi memoria oscuridad y dificultades…

Me robe la dignidad, mis recuerdos y las habilidades

Que una vez me regalo la vida, para convertir en palabras

Los sueños locos de un alma para siempre enamorada…

¿Cómo olvidar nuestra primera vez, muchacha…?

¿Como contar al amigo que el corazón desbocado

A punto de reventarme el pecho, pugnaba

Por escapar de mi, sabiendo que iba a tu encuentro…?

¡Como contar lo que vivieron mis sentidos?

¿Como explicar al mundo entero lo que sentí…?

¿Como explicar con palabras lo que viví,

Cuando por vez primera el latido

De mi quimera, me quemó en lo más íntimo

De mis pocos años y que en aquella agonía postrera

Tras un esfuerzo tan desmedido

Que en mi vida jamás conociera…

Me regalaste, quedamente, tu primer gemido…?

¿Cómo olvidar muchacha, nuestra primera noche arrebatada…?

¿Cómo olvidar mi engañosa valentía y mis miedos?

¿Cómo contar al profano  que me enamore de un simple madero…?

Y que desde aquella fría e invernal madrugada,

Supe que para siempre, te había entregado mi alma…

¿Cómo contar el sentimiento cruel de la espera

Cuando sin poder refugiarte ni en el propio autoengaño,

Hacía falta un verano, un otoño, un invierno…  Casi un año

Para poder tenerte y sentirte de nuevo tan cerca?

¿Cómo expresar que el dolor que me infligías

Cada vez que disfrutábamos de un corto y fugaz encuentro,

Y que cada una de las heridas que abrías en mis adentros

Solo eran para mí motivos de alegría…

Que jamás supuso para mi, ni amargura ni dolor ni sufrimiento…?

Que solo eran un acicate más, para correr como loco de nuevo a tu encuentro.

Hoy, a esta hora, no he podido olvidarte, muchacha…

Más no sé lo que pasará mañana.

Solo me queda contarte, que si el paso inexorable

De los años y la vida me quitaran algo tan imborrable

Como nuestra primera vez, muchacha…

Creo que no sería pecado pedir a la Providencia

Que pusiera punto y final a esta pobre y dolorosa existencia.

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