martes, 26 de julio de 2022

 


Entre la nada y la eternidad,

Se pierde paso a paso la poca humanidad

Que va quedando en el hombre…

Ese hombre que es lobo para el hombre,

Y que devora todo lo que encuentra a su paso.

En el horizonte, entre nubes, miro el cadalso

Donde en forma de cruz, tu cuerpo maltrecho

Pende colgado de tres clavos. Ante el hecho

Irrefutable de tu muerte para mi salvación,

Solo acierto a avergonzarme Señor

De mi mismo…  que hago de Tu legado

Bendito Cristo mío… ¿Qué hago…?

Tú, clavado en la cruz, perdonando

Mis muchas faltas y pecados…

Y yo, de espaldas al calvario

Renegando hora tras hora, a diario,

Hasta el más pequeño de Tus mandatos.

¿Cómo puedo pedir perdón, si no perdono?

¿Cómo encuentro el camino, si sólo proporciono

Dolor y quebranto a los que están a mi lado…?

Ay Amor… Donde queda el Amor

Que derramaste por cada una de tus heridas…

Ay Señor… Ahora que mi alma está perdida

Entra la duda, la zozobra y el temor…

Tiéndeme Tu mano bendito Señor…

Y aunque sea quien menos lo merezca,

No permitas que mis ánimos desfallezcan.

Escucha esta voz que clama hacia el cielo

Y antes de que la vid que fui, se vuelva sarmiento,

Ten clemencia de este pobre pecador

Que sólo acude a Ti, cuando el dolor

Insoportable de su ausencia,

Le hiere profundamente el corazón,

Le nubla hasta la conciencia,

Le hace perder la razón

Y a veces, le quita hasta la prudencia…

Gracias por escucharme Señor…

Gracias por tanto como me das a diario

Y perdóname bendito Señor

Por lo poco que te ofrezco a cambio…

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