lunes, 25 de julio de 2022

 


Quiero contar el qué y el cómo lo vivimos…

Pero desde la tarde de ayer, me resisto

A enfrentarme de nuevo a lo mismo.

No quisiera que el cruel olvido

Empañara ni un ápice los recuerdos.

Pues como casi siempre me pasa,

Cuando necesito escribir sobre ti, no puedo.

Pues ocurre que hasta que Dios no quiere, el alma

No se abre, la terca niebla no levanta,

Y el silencio no deja paso a la palabra…

Hoy no mi amor… Hoy no.

Hoy no es la razón quien te habla.

Hoy solo es mi corazón

El que en pedazos estalla…

Hoy no caben en mis adentros

Preguntas, dudas ni enojos…

Solo pretendo mirarte a los ojos

Y volver a decir que te quiero.

Que te quise y que te quiero…

Que has sido mi ruina y toda mi fortuna.

Que, desde aquel primer encuentro,

No ha habido instante ni momento

En que mi alma no haya sido solo tuya…

Tuya, muchacha… Siempre tuya.

En la más brillante luz

Y en la noche más oscura.

Mi pasión y mi rosacruz…

Todo mi universo y el tragaluz

Por donde escapa mi poca cordura…

Mi equilibrio y mi desmesura.

Mi secreto amor, la lujuria

que me incendia… Mi furia

Descontrolada y mi peor locura.

El milagro que todo lo cura…

Mi averno y mi cielo… Mi mundo.

Mi mayor placer y mi tortura.

A la que basta un solo segundo

Para forjar mi gozo y mi desventura…

Mi sosiego y la paz de mi alma.

La que me reconforta y la que me irrita…

La que me da la razón o me la quita.

La que me enferma y la que me sana…

Mi último verso…. O mi primera palabra.

Para mí lo serás siempre todo, muchacha.

Mi rubí, mi zafiro y mi esmeralda.

El desconocido elixir que me embriaga…

El perfume que me seduce y me engaña.

El hierro y el cobre… El oro y la plata.

Mi nada y mi todo. Mi risa y mis lágrimas.

Mi puente y mi río. El campo y la playa…

Mi verso y mi prosa. Mi prisión y mis alas.

Mi miedo y mi valentía. Mi pluma y mi espada.

La magia y el fuego. Mi sed y mi agua…

Mi principio y mi fin… Mi motivo y mi causa.

Mi peor condena… Y El amor que me salva.

Por eso hoy, quiero decirte muchacha

Que solo por tu grato recuerdo,

Sigue latiendo este corazón maltrecho.

Que aquí estoy para lo que te haga falta.

Que guardo unas pocas fuerzas, la faja

Y el costal, por si alguna vez me llamaras…

Y aunque fuese lo último que hiciera,

Por estar contigo esa vez postrera…

Daría mi hacienda, mi honor y hasta el alma.

Queda con Dios muchacha.

Bien está ya por hoy. Hasta mañana.

Y perdona a este pobre viejo

Que con lisonjas y pobres versos

A veces te importuna.

Porque por el sol que nos alumbra

Hoy te puedo asegurar

Que Reinas las habrá…

Pero como tú… Ninguna.

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